Imaginemos que los pacientes van al médico cuando están sanos en lugar de hacerlo cuando están enfermos. ¿Tendría lógica? Seguro que no: pensaríamos que vivimos en un país de locos, que la gente perdió el sentido común.
Si trasladamos el ejemplo al mundo empresarial, comprobaremos con espanto y perplejidad que eso es lo que está ocurriendo a día de hoy; una crisis como la actual deja a miles de empresas enfermas, muchas de ellas con una alta probabilidad de muerte. Las empresas enfermas actúan como aquel paciente que se resigna a su enfermedad y confía en que el paso del tiempo sea quien les devuelva la salud. Ni saben cuál es realmente su enfermedad ni hacen lo posible por consultarlo con los expertos.
La dolencia de muchas organizaciones se llama “falta de imaginación y conocimientos” para salir de una situación tan complicada. Los empresarios están desconcertados y no atinan con la solución para su problema. Confían en que el entorno sea quien les saque de la apatía que padecen, pero el problema es que el entorno no cambia con la rapidez que a ellos les gustaría y, mientras tanto, su debilidad de acrecienta. Están en fase de lenta agonía.
Las empresas también tienen sus médicos: los consultores. No diré que se tiren de cabeza y se pongan en cualquiera que ostente ese título; en este mundillo también sucede lo que en otros muchos: la saturación y la alegría de la época de bonanza condujo a la entrada de “oportunistas” que quisieron pescar en río revuelto, y ello generó cierto desprestigio en el sector que ahora hace dudar a los “pacientes” sobre la idoneidad o no de ponerse en sus manos. ¡¡Si, hay que hacerlo!! Pero siendo selectivo en la búsqueda. Hay que dedicar un cierto tiempo y esfuerzo para separar el trigo de la paja, pero si uno hace bien esta tarea y encuentra al buen profesional, el diagnóstico y el tratamiento para su empresa es cuestión de tiempo (¡¡poco tiempo!!)
Los “médicos empresariales” suelen aconsejar los mismos fármacos:
- Diversificación de mercados; sobre todo, mirar de fronteras a fuera en búsqueda de oportunidades.
- Diferenciación de oferta; ya no triunfa ofrecer lo mismo que tiene el “líder”; la innovación y la evolución es lo que conduce al éxito.
- Formación, mucha formación; en todos los ámbitos: para el propio empresario y para sus empleados. Los recursos humanos y, en particular, su talento, se vislumbran como las herramientas más eficaces para salir de la mediocridad con la que están operando muchas organizaciones. Y esto no se hace sin un claro plan de actualización de conocimientos. Los métodos y las herramientas que se usaban a finales del siglo pasado quizá sean “máquinas de escribir” en tiempos de constante avance tecnológico. Hay que vivir con los tiempos, y ello requiere permanente actualización.
Pues bien, aunque las recetas sean conocidas, pocas empresas se ponen en manos de los profesionales para que les apoyen y les orienten a la hora de mejorar su salud. Prefieren seguir con su lenta agonía que justifican con un argumento bastante manido y simplón: es que ahora no tengo dinero para “medicinas”.
¡¡Señores, pero es que incluso esas “medicinas” están financiadas y ni aun así se las quieren tomar!! Es un pena leer artículos como uno que mi colega formadora Marga Moya publicó hace días en linkedin en el que se dice que “cada año las empresas y los trabajadores dan la espalda a cursos por valor de más de 200 millones de euros” “Pa’echarse a llorar”, que diría un castizo.
Pues nada, lo dicho en el enunciado. Cómprese las medicinas cuando tenga buena salud… ¡¡si es que sobrevive!! Mientras tanto quédese cruzado de brazos viendo la vida pasar. ¿No quieren diferenciación? Pues las empresas que sepan aprovechar el desconcierto para prepararse de cara al futuro serán las que tengan más papeletas para ganar el premio gordo cuando comience el sorteo de los millones. Se diferenciarán de las otras ¡¡en la arrancada!! Los que sigan agonizando y ni siquiera se planteen ir al doctor en busca de remedios tendrán también un futuro muy claro: cuando llegue la época de bonanza y el “buen clima” les permita comenzar a recuperarse, ellos darán sus primeros pasos renqueantes mientras que los que llevan tiempo poniendo remedio estarán ya dando zancadas.
¡¡Y usted que lo vea!!
Un abrazo
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Gracias, muchas gracias Joanillo por la mención y sobretodo por difundir la noticia.
ResponderEliminarCuando hablo de los fármacos que comentas, siempre me dicen que hago una visión simplista de la situación, que no todo es innovación y formación....quizás lo hagamos, es cierto que no hay bastante con ello. Pero tampoco podemos pensar que por llevar muchos años haciendo las cosas de una determinada forma esta sea la mejor para el momento.
Un abrazo
Ya sabemos que no todo es innovación y formación, que también hay una parte muy importante de gestión. Pero ¿acaso no hay que evolucionar en los modos de gestión? ¿Y cómo evolucionamos: de modo innato o nos ponemos en manos de quien puede ayudarnos?
ResponderEliminarNo sé; para mí sí que la formación es importantísima. En todos los ámbitos. No acabo de entender que unos empresarios lo nieguen, excepto que sea con la disculpa de ahorrarse un dinerillo en inversión. En algunos casos estará justificado (no entro a valorar la situación particular de cada empresa), pero en otros es pura miopía.
Un abrazo