Sigamos con motivación y autoestima (tema de ayer). Les decía que el primer paso de cualquier gestor de personas es testar el nivel de autoestima del empleado a motivar: hay que convencerle de que vale para desempeñar ese puesto y sacarle de la mente cualquier duda que pueda tener sobre su capacidad para lograrlo. ¡¡Yo valgo para esto. Dime como lo hago !! tiene que acabar diciendo.
Todas las personas tenemos defectos y virtudes, pero todos en general solemos recrearnos en las segundas y pasar por alto los primeros. “Cuando me da por pensar de noche en mis defectos, me quedo dormido inmediatamente”, decía Oscar Wilde. Si a nosotros mismos nos da pereza reflexionar sobre nuestros defectos, ¿cómo vamos a aguantar que otros nos los recuerden constantemente?
Hay jefes que se empeñan en que tienen que mejorar los puntos negativos de sus subordinados y gastan todas sus energías en machacar a los empleados con frases del tipo… “intenta evitar hacer eso”, “tienes que corregir eso otro”, “tal cuestión no deber decirla”, “te voy a poner un plan de mejora en lo de aquí” “vamos a entrenar para que no hagas lo de allá”… ¿En qué libro aprendieron que gestionar a una persona es quitarle sus defectos? ¿No será más positivo y gratificante enfocarse en potenciar sus virtudes? Para el jefe no sé (los hay que son muy “masocas” y disfrutan sacándole defectos a los demás), pero para el empleado lo tengo claro: es más fácil motivarlo potenciando sus puntos buenos y haciendo que su trabajo gire en torno a ellos, que recordándole diariamente qué es lo que hace mal y lo importante que es corregirlo.
Vamos con ejemplos: supongamos que en una evaluación anual se concluye que un vendedor es muy bueno argumentando pero carece de empatía con los clientes. ¿Qué hacemos en este caso? La mayoría de las directrices empresariales se enfocan a marcar un punto de mejora en trabajar cuestiones de empatía, y se marca un plazo para lograr cierto objetivo. ¡¡¡ Ya está !!! A machacar al empleado: “tienes que comer con clientes”, “tienes que sonreír más”, “tienes que entablar conversaciones de acercamiento”, “tienes que”, “tienes que” “tienes que”. La empatía… ¿no es una cuestión de personalidad? Que esperamos entonces, ¿modelar la personalidad de un empleado en el plazo de 6 meses? Quizá fuera mejor estrategia profundizar en su punto fuerte. Si eres tan bueno argumentando, vamos a marcar un objetivo de visitar a tantos clientes al mes. Es decir, ya tienes “calidad” en el trabajo, ahora vamos a aumentar la cantidad, que hagas eso que sabes hacer la mayor cantidad de veces al día (razonables). O, otra medida, vamos a revisar tu fichero de clientes y vamos a marcar como prioritarios aquellos más técnicos, con los cuales tú te sentirás bien y con los que te será más fácil entenderte. ¿Tiene sentido meterle clientes dicharacheros o poco técnicos? No, esos se los dejamos a los vendedores “sociales”. Como además se dará la circunstancia que el vendedor se sentirá bien trabajando de esa manera, lo que estamos haciendo es reforzando su conducta positiva en favor de la empresa y de sí mismo.
¿Quiere esto decir que nos tenemos que olvidar de su punto débil? En absoluto, pero vamos a basarnos primero en desarrollar todo su potencial. Cuando el empleado entienda que la misión de la empresa es potenciar su desarrollo profesional, dejar que se sienta bien trabajando como le gusta, etc., el propio vendedor estará más receptivo para hacer progresos en su punto débil. No verá a su jefe como un individuo “nasío p’a matá”, enfocado a machacarlo, sino como un líder dispuesto a ayudarle: ¿no lo hizo ya potenciando su trabajo?
Autoestima. Esta era la palabra ayer y vuelve a ser hoy. Se motiva trabajando la autoestima.
Ya finalizo: si llegasteis hasta aquí os estaréis preguntando a qué viene el título. Nick Vujicic es un personaje único, espectacular, impresionante. Se dedica a motivar a la gente, a subirles la autoestima. Es un genio en esta tarea. Pero no quiero que pase por alto otra cuestión sumamente importante: su sentido del humor. Ya hablé de esto en varias ocasiones remarcando su importancia, pero si quiere ver un ejemplo de una persona que se ríe de si mismo, aquí tiene uno.
Les dejo con Nick. Jamás se olvidarán de él, estoy convencido.
Un fuerte abrazo
Conheço a história do Nick. É realmente impressionante, um exemplo de superação.
ResponderEliminarAbraços
Ricardo Marques
Gracias por tu comentario, Ricardo.
ResponderEliminarHace unos quince días fui a un seminario sobre Coaching en Pontevedra y salió un video de esta persona. El ponente nos dijo que estaba en contacto con él para tratar de traerlo, y nos comentó que su calidad humana es espectacular: siempre responde a los e-mails que le cursan e intenta ir a todos los sitios a donde lo llaman. Jamás pregunta precios (no como otros, que lo primero que dicen es... "tanto dinero y desplazamiento aparte") y lo único que quiere saber es el lugar y el tipo de público que va a ir.
¡¡Cuanta gente así necesitamos en el mundo!!
Un abrazo
Joanillo