Dicho de este modo puede sonar extraño. ¿Acaso hay innovaciones en función del periodo? O, por lo contrario, ¿acaso la innovación no es un único concepto atemporal, que siempre será necesaria independientemente del momento en el que estemos? Pues bien, desde mi punto de vista es una mezcla de ambas cosas. Lo explicaré en el artículo de hoy.
Aunque el interés por innovar es algo imperecedero, una obligación de todo empresario esté en el momento en el que esté, realmente la diferencia estriba en el objetivo que se persigue con la innovación. Porque, al fin y al cabo, la innovación es una "excusa" más (como otras muchas) para mantener viva la empresa mientras el resto de rivales, menos dinámicos, se "matan" entre sí por captar unos recursos cada vez más escasos -que llamados clientes- sin aportarles nada diferencial entre sí.
Pero las innovaciones no siempre están enfocadas hacia afuera, hacia captar clientes en base a una diferenciación o un vanguardismo que los rivales no ofrecen. Para muchas empresas la innovación busca mejoras internas en sus procesos de producción, esto es, hacer los productos de un modo más eficiente, más barato, más rápido, o con más calidad. Muchas de las máquinas que fueron apareciendo a lo largo de la historia y que en su momento supusieron verdaderas innovaciones; permitieron que las empresas aumentaran la velocidad de sus ciclos de fabricación para poder así, dar servicio a mayor cantidad de clientes. ¡¡Fíjense en la diferencia!! En este segundo caso, el objetivo era hacer llegar el producto a la mayor cantidad de clientes (cada día más), por lo que se aplicaban procesos de innovación encaminados a mejorar la eficiencia en los procesos internos.
Todas son innovaciones, insisto: las que mejoran los procesos internos y la eficiencia de las organizaciones, y las que permiten presentarse ante el cliente con un producto diferenciado. Ahora bien, ¿cuál de los dos es el tipo de innovación más adecuada para el siglo en el que entramos?
Esta la pregunta que dejé caer al inicio del debate; y para dar un respuesta acertada conviene ahondar en un análisis del entorno que nos ayude a comprender del modo más preciso posible, a qué "enemigo" nos enfrentamos. Sólo así podremos seleccionar la mejor arma para batirlo, arma que es este caso estamos denominando "innovación". Siguiendo con la analogía bélica, todos comprendemos que los Romanos no tendrían mucho futuro enfrentándose a los enemigos del siglo XXI si siguieran usando las armas de antes de Cristo. Eran armas, nadie lo discute, pero se intuye que para batir a los enemigos actuales se requiere aprender a usar las armas de fuego y olvidarse de las lanzas y las espadas.
Quizá ahora nos pueda pasar algo parecido. Innovaciones son todas las mejoras que aportemos a la organización, pero nos conviene saber cuáles son las más eficaces para tener éxito en el siglo XXI: ¿las espadas o los fusiles? De esto versará el taller de networking que está convocado en Madrid para el próximo 6 de septiembre y al que les invito a asistir (aforo limitado a 30 asistentes). En él haré una disertación técnica sobre "la innovación como clave de éxito" y escucharemos los puntos de vista de aquellos participantes que quieran aportar sus ideas, seguro que muy enriquecedoras para todos. Allí les veré.
Un cordial saludo
El taller sin duda alguna va a ser muy esclarecedor, ya que toda empresa o negocio se encuentra y encontrará siempre de lleno ante ese "monstruo" llamado Innovación. La elección no es fácil, ya que hay que tener las ideas bien claras.
ResponderEliminarEnhorabuena y suerte con esa disertación sobre "la clave del éxito". Saludos.
Gracias por tus buenos deseos. Innovar es una de las grandes preocupaciones para muchas empresas y realmente creo que hay campo para ello si se tienen en cuenta una serie de premisas. En este taller hablaremos de eso y escucharemos también la opinión de los participantes, que seguro que es enriquecedora para todos.
ResponderEliminarUn cordial saludo
JJ