LO QUE PONE Y LO QUE DICE

Todos sabemos la importancia que tiene el lenguaje no verbal en las comunicaciones. Cuando escuchamos a una persona ponemos nuestros sentidos en lo que nos dice, pero nuestro cerebro trabaja paralelamente en un montón de señales que no captamos de modo consciente y que son las que, al final, nos muestran si hay incoherencias entre su lenguaje verbal y no verbal. De haberlas, se nos enciende una luz para avisarnos de que… ¡¡Uy, algo me dice que esta persona no está siendo sincera!!

Esto sucede en las comunicaciones orales, pero ¿y en las escritas? ¿Existe “lenguaje no verbal” en los textos? No sé si el término es el exacto, pero lo usaré en mi disertación. Discúlpenme si no es correcto llamarlo así.

A diferencia de lo que sucede en las comunicaciones verbales, en las escritas sí podemos controlar en cierta medida nuestro “lenguaje no verbal”. Veamos con algunos ejemplos cómo lo que escribimos nos puede jugar malas pasadas si no tenemos el suficiente cuidado en revisar nuestros textos:

  • Ejemplo 1.- A veces recibimos textos mal puntuados, sin comas, sin acentos, sin signos de interrogación, etc. Textos escritos “de carrerilla”, sin ningún cuidado en las formas. Es cierto que a poco que se lean con detenimiento es posible saber lo que nos quieren decir (lo que pone), pero no podemos obviar lo que también transmite de sí mismo quien escribe así: nos dice que es una persona poco meticulosa, poco cuidadosa, con un escaso gusto por la estética, descuidada, poco considerada con los demás. Nótese la lectura tan negativa que se puede llegar a hacer gracias al “lenguaje no verbal” en textos mal puntuados. ¿Lo habíamos pensado alguna vez?
  • Ejemplo 2.- Un caso extremo del ejemplo anterior se produce cuando alguien nos manda un mensaje usando el lenguaje de los móviles:  “t agrdzdc tanto tu mnsaje....no snada pro las cosas estan + clars ahora” Veamos: con un poco de tiempo podemos entender lo que pone, pero ¿qué nos transmite una persona que escribe así? Nos dice que tiene poco tiempo para respondernos y que por ello intenta abreviar usando esta tipología. Su tiempo es valioso pero el nuestro le importa un pimiento: le da igual que tengamos que leer la frase con calma o tres veces para entenderla. ¡¡No es su problema!! Nuestro tiempo le importa un bledo; el suyo mucho. Es un desprecio hacia los demás, de entrada. Ese desprecio se ve reforzado por el poco interés que manifiesta el escritor en buscar un lenguaje entendible por su  interlocutor. Llevado a un extremo, es como si yo le escribo en gallego a una persona que no tiene ni idea de este idioma: al final lo entenderá (con bastante esfuerzo), pero la impresión que le daré es que soy un egoísta y que me importa un pimiento el esfuerzo que tenga que hacer por comprenderme. Nuevamente le sugiero se pare unos segundos a pensar en el contraste entre “lo que pone” y “lo que dice”.

Pondré tres ejemplos más que pueden ser de interés para aquellos que están mandando su CV a ofertas de trabajo:

  • Ejemplo 3.- Uno puede poner un montón de empresas en el apartado “experiencia” sin caer en la cuenta de que a ojos de quien lo lee puede interpretar que está ante una persona con un grave problema de estabilidad laboral, una persona con tales dificultades de adaptación que le llevan a tener que cambiar de compañía cada poco tiempo (por despido o por salida propia, da igual). Cuando uno piensa sólo en lo que pone y no en lo que “dice”, puede acabar metiendo la pata de modo severo. No digo que haya que mentir, ojo, pero sí que tengamos en cuenta estas cosas y veamos cómo plantearlo.
  • Ejemplo 4.- un candidato puede poner un CV lleno de cursos, aun a sabiendas que esa cantidad de formación no tiene demasiado valor desde el punto de vista de las capacidades (hay demasiado curso “todo a cien” por ahí adelante). Sin embargo puede interesarle reflejar esto por “lo que dice”. ¿Y qué nos dice? Que es una persona con inquietudes intelectuales, con ganas de aprender, proactiva, con ansias de mejorar, ambiciosa, etc., todo un cúmulo de impresiones positivas que no se deducen si sólo pensamos en “lo que pone”.
  • Ejemplo 5.- para finalizar, le sugiero que piense mucho en cómo comunica las cosas: la tipología de letra, el aspecto gráfico, las imágenes, el cuidado en la redacción. Piense en si está usando modelos de CV estándar o le está dando su toque personal. Estas cosas también “dicen” mucho cuando se interpreta la parte “no verbal” en nuestro cerebro. Nos habla de una persona cuidadosa, original, innovadora, creativa…

Resumo. Hablé muchas veces de cómo los pequeños detalles pueden llegar a conseguir grandes cambios. Aquí tenemos un ejemplo más. Cuando tenga que comunicarse por escrito con otras personas tiene usted la oportunidad de transmitir bastantes más cosas que las que quiera decir. Sólo hace falta tener cuidado con el “lenguaje no verbal” de nuestros mensajes y tratar de reflexionar sobre qué cosas puede llegar a decir de nosotros cierto texto, al margen de lo que realmente queríamos expresar con las palabras.

Un fuerte abrazo

fIRMA SOCIAL BUSINESS

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4 comentarios:

  1. Excelente artículo como siempre.
    A mí, a veces, con la comunicación por escrito me pasa que no sé si mi interlocutor está o no enfadado.
    Algunas veces escribimos tan rápido y sin releer que estamos dando a entender justo lo contrario de lo que pretendíamos.

    Un abrazo,
    Xisco

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  2. Todos somos humanos, Xisco. Yo intento aplicar los principios que explico pero en ocasiones también cometo errores por no ser lo suficientemente cuidadoso y no releer los textos. Pero bueno, una cosa es cometer un gazapo involuntario y otra mandar un mensaje escrito en el lenguaje "motorola" y que se busque la vida el receptor. Eso es una falta de consideración bestial hacia el interlocutor, excepto que se tenga la certeza de que él también está conforme con usar ese lenguaje.

    Un abrazo

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  3. Me gustó mucho este artículo.
    Con tu permiso lo voy a utilizar en clase. Estoy cansada de pedir que se revise lo que se entrega, que no se puede escribir como en el teléfono, que no soy su colega, que tienen que cuidar el lenguaje, etc.
    Espero que les sirva para reflexionar.
    Saludos
    Julia

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  4. Claro que sí, Julia. Puedes utilizarlo como creas convenientes. Ya sabes la frase aquellas que dice que "sólo somos dueños de nuestro silencio". Una vez que hablamos (comunicamos) nuestras palabras ya no nos pertenecen. Con mis artículos pasa lo mismo: una vez escritos y publicados, ya no me pertenecen: son de mis lectores.

    Aprovecho para decirte que el miércoles tuve que dar una conferencia sobre este mismo asunto: ¡¡saber escribir con eficacia!! Es increible que a estas alturas de la película todavía estemos así, tratando de corregir los pasos hacia atrás que dimos en relación a otras generaciones, pero bueno, así es la vida.

    Un fuerte abrazo y ojalá consigas lo que persigues.

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