LA MEDIOCRIDAD QUE NOS TOCÓ VIVIR

Robin Sharma en su libro “El líder que no tenía cargo” escribe una frase bastante interesante que hoy va a ser motivo de mi reflexión. Hablando de la importancia que tiene marcarse objetivos ambiciosos de desarrollo profesional, afirma:

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lo cual coincide con un pensamiento generalizado que estoy observando últimamente al intercambiar opiniones con otros profesionales: “hay demasiada mediocridad en el entorno”.  ¿Por qué? ¿No dicen que estamos ante la generación mejor preparada de la historia? ¿Cómo cuadran ambas cosas?

Conviene no confundir “conocimientos” con “aplicabilidad de los mismos”; que haya mucha gente bien preparada y bien formada NO significa que su nivel de desempeño sea excelente. La formación es una cosa y las competencias y habilidades para el desempeño son otras; en esta última parte entran factores genéticos e innatos, que no todo el mundo posee. Un médico no sólo debe estudiar medicina; para ser un buen profesional debe tener además “ojo clínico”, y esto no se aprende en los libros.

Además de este matiz, existe otra cuestión que condiciona el éxito: la actitud. Juan Carlos Cubeiro (presidente de Eurotalent) decía en una conferencia: “¿en qué se diferencia un profesional de un buen profesional? En que éste último lee 12 libros al año sobre su especialidad”. En conclusión: profesionales hay muchos. Buenos profesionales ya no tantos.

Vayamos al ámbito de las empresas; en el mundo de la formación que ahora me toca tan cercano existe la percepción de que se está generalizando la mediocridad. Hay muchos cursos, muchas consultoras, muchos formadores, pero la aplicabilidad y utilidad de los conocimientos es cada vez más cuestionable. Si miramos hacia el sector de la Consultoría en Selección de Personal la impresión es bastante parecida. Si nos vamos al mundo del coaching, ahora florecen profesionales como los hongos en el bosque, pero se está instaurando la impresión de que hay mucho “muñeco de cartón”. Huelga seguir poniendo ejemplos, que los hay. En conclusión, bastante mediocridad en muchísimos sectores profesionales.

¿Por qué sucede esto? Desde mi punto de vista la explicación es clara: se está sobresaturando todo el mercado, sea el que sea. Y cuando en un sector empieza a aparecer mucha más oferta que demanda y los ofertantes tienen limitada su capacidad para ofrecer productos diferenciados, la diferenciación se traslada al precio. La diferenciación en calidad solamente la podrán ofrecer aquellos que, aparte de la formación, tengan las cualidades y competencias comentadas más arriba y además aporten la actitud necesaria para estar plenamente actualizados. Esto sólo lo ofrecerán unos pocos. Los restantes que quieran meter su cabeza en el mercado comenzarán a competir bajando los precios, lo cual desencadenará una guerra “a muerte” que acabará con una bajada generalizada del precio medio a sabiendas que el que no lo haga corre el riesgo de quedarse desplazado del mercado. Y como nadie da “duros a cuatro pesetas”, si se bajan los precios se reduce la calidad del servicio. Por ejemplo, si una empresa contrata formación a una consultora y pone ella el precio sabedora que ante la gran cantidad de empresas de formación siempre aparecerá alguna que se lo acepte, la empresa que gane ese “concurso” tendrá que ajustar sus contenidos al precio aceptado para no tener pérdidas. Y lo que hará será contratar a profesores más baratos y, probablemente, de “profesionalidad inferior” (siempre hay esta relación directa precio-calidad). Y así están las cosas: guerra atroz entre competidores por hacerse un hueco, bajada de precios, bajada de calidad y sensación generalizada de servicio mediocre, que desprestigia en general a todas las compañías implicadas en el sector. Esta secuencia no suele fallar y su consecuencia más palpable es la  percepción de “mediocridad” de la que hablo en el título.

¿Qué podemos hacer? La respuesta nos la ofrece Robin Sharma en la frase de arriba: luchar por salirse del “montón” y tirar para arriba de nuevo; “en la cumbre no tendremos tanta competencia”. Hay que volver a ganarse un hueco en el club de los selectos, hay que apostar por la calidad y olvidarse de los precios. En una frase, hay que dejar que los mediocres se peguen entre sí y buscar un lugar en la cúspide.

Las empresas deberían replantearse su negocio buscando aquellas características diferenciadoras y apostando por ellas. Hablando otra vez de las consultoras de formación, ¿qué es mejor? ¿Vender 100 cursos a 100€ cada uno (total: 10.000€) o apostar por la calidad, subir los precios y encontrar un hueco en el club de los VIP? Si yo ofrezco un producto de calidad y me alzo en la cumbre, podría venderlo a 300€ en lugar de los 100€ de “los mediocres que compiten en precio”. Y en ese caso, aunque venda menos (supongamos la mitad: 50) la ganancia es superior: 50x300=15.000€. Además estaré “jugando a otro nivel”, porque tengan la seguridad que el perfil de empresa que contrata a 300 no va a ser el mismo que la empresa que busca formación “todo a cien”. Tendré mi hueco, mis clientes de prestigio y ello, a su vez, prestigiará mi compañía.

Se cumple la frase de Robin Sharma: en la cumbre se vive mucho mejor. ¿A qué esperamos para marcarnos objetivos exigentes de mejora… ¡¡y alcanzarlos!!?

Un abrazo

fIRMA SOCIAL BUSINESS

14 comentarios:

  1. Ya sabes que cuando algún mercado "florece" aparecen "profesionales" del mismo por doquier.
    Si apuestas por la calidad y por la excelencia, tal y como indicas alcanzarás un nivel que te diferenciará de los demás y te permitirá seguir en activo cuando los "oportunistas" hayan ido desapareciendo.

    Un abrazo

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  2. Claro que sí, Xisco. El problema es el daño que hacen esos oportunistas de los que hablas en términos de prestigio hacia un determinado sector. Aunque bien pensado, no sé si esto es una desventaja para los que ofrecen calidad o puede interpretarse como la oportunidad real de mostrarse ante los demás como una empresa diferenciada. ¿Tú que crees?

    Un abrazo

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  3. Yo estoy absolutamente convencido que quien ofrece calidad pervive y camina, quien no la ofrece será flor de un día.
    Al final los clientes saben quien es flor y quien es árbol.

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  4. Aunque es algo que no dejan de repetirnos en todas partes, yo no estoy de acuerdo en que esta sea la generación mejor preparada de la historia. Es la que cuenta con más recursos para estarlo pero de ahí a que se utilicen apropiadamente o se optimicen...
    En cuanto a la mediocridad, hoy leyendo un artículo en un blog sobre SEO he visto el siguiente comentario: "Hola, un amigo y yo queremos montar una empresa de SEO. No sabemos mucho de SEO pero yo he utilizado alguna vez php y mysql. Lo que pasa es que tengo 19 años. ¿Tú crees que podemos hacerlo? ¿Nos van a poner pegas por la edad?"
    No hay mucho que añadir, el comentario habla por sí solo. El problema de este chico no es la edad, es que quiere prestar un servicio profesional sobre el que no tiene formación. ¿Qué calidad puede aportar?
    Lo peor es que me temo que como este hay muchos.

    Un saludo Joanillo. Me encanta la frase que has cogido para ilustrar el artículo.

    M. Cristina Cortés

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  5. Caramba, Cristina. Qué buen ejemplo acabas de poner y cuánto de cierto hay en ello. Fíjate que yo soy una persona con facilidad de palabra pero me acaba de pasar lo mismo que a tí: me acabo de quedar en blanco. Desde luego, como bien dices, el comentario habla por sí solo. En cuanto a lo de la generación mejor preparada, ahora que nadie nos escucha te diré que yo tampoco me la creo totalmente. Sólo hay que ver cómo se expresa algunos de estos chavales, las faltas de ortografía que cometen, lo "simples" que son comunicando sus ideas, etc. para exclamar ¡¡Y eso que son los más preparados de la historia!! Muchas gracias por tus palabras, tu ejemplo, y por seguir mis escritos. Un abrazo

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  6. Hola, Joanillo

    Yo debo discrepar. Soy, entre otras cosas,joven y estudiante y aunque en líneas generales estoy de acuerdo con lo que comentais me gustaría aportar mi punto de vista sobre la "generación mejor preparada".

    Sí es verdad que a día de hoy contamos con muchos más medios, servicios, tecnología y posibilidades que cualquier generación previa y sin embargo tengo la impresión de que no sólo es culpa del estudiante la falta de preparación. En mis años de educación me he ido convenciendo, cada vez más, de que los profesionales en este campo tienen un interés nulo en el resultado (con salvedades y excepciones, por supuesto). Desde que entramos en colegio se crea la falsa idea de que hay que "aprobar" cuando en realidad lo que habría es que "aprender", y para mi sorpresa, si el porcentaje de aprobados es del 5% es suficiente y se asume que los demás niños "no se están esforzando" porque con los medios que tienen a su alcance si no aprueban es porque no quieren. Nadie se preocupa de motivar a esos niños durante sus primeros años de aprendizaje, esos que sentarán las bases del resto de su vida.

    Me ha tocado vivir la reforma de estudios y fui uno de los conejillos de indias de la ESO y lo que ocurría en mi centro era que, como el porcentaje de aprobados no era bueno, se inflaban las notas para subir la media. Recuerdo que en las clases de informática nos enseñaron cómo jugar al buscaminas o como chatear, pero en ningún momento se nos comentaron las posibilidades que la red proporcionaba de cara a nuestros estudios y nuestra vida profesional.

    Cuando llegué a la universidad, los profesores se quejaban de que "la gente de hoy en día llega sin ningún nivel" pero lejos de poner los medios y el interés por subir ese nivel, se repetía la historia del instituto. Sé que diréis que llegado el nivel universitario debería ser cada uno de nosotros el que se esforzase por subir su propio nivel y por mejorar, pero debido a los hábitos adquiridos durante los 18 años previos, es complicado llegar a esa conclusión.

    No voy a enredarme más, sólo quería apuntar que tal vez, además de la falta de interés particular, una de las causas de la problemática actual sea el propio sistema.

    Enhorabuena por el blog, resulta muy inspirador.

    Un saludo

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  7. Hola Cristina:

    yo creo que son múltiples las causas de este nivel tan bajo que conduce a la mediocridad. Tú apuntas una de ellas y estoy totalmente de acuerdo. Incluso podríamos buscar razones más allá de la propia educación. Fíjate: la sobreprotección que dedicamos a nuestros hijos sólo conduce a inhibir su capacidad para pensar, reflexionar y, sobre todo, a tomar decisiones por sí mismos. Puede parecer una tontería, pero cuando llega el momento en el que "te sueltan al mundo", la responsabilidad en la que te hayan educado es determinante para sobrevivir. Ahí ya no están los padres para defendernos y resolver nuestros problemas, y mucha gente es incapaz de afrontar con decisión cientos de problemas cotidianos.

    Aun así, es bueno saber que siempre aparecen personas que son capaces a estar por fuera de todos estos estereotipos. Cuando se generaliza en un comentario (y no hay otra manera de hablar) se comenten injusticias. Yo hablé de mediocridad por ser una sensación que se está generalizando, pero espero que no se entienda de mi escrito que estoy llamando mediocre a todo el mundo. Por suerte hay algunos que están en "la cumbre", y como dicen Robin Sharma... ahí hay poca competencia. Si tú eres una de ellas (seguro que sí), te mando mi enhorabuena.

    Un abrazo

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  8. Muy buena la puntualización que ha hecho Cristina y en general muy bien la explicación que haces del problema. Por supuesto no toda la culpa es de los jóvenes. Solamente quería añadir otro ejemplo práctico que ilustra lo que dices: Tengo un primo jovencito, de 17 años. El año pasado le pregunté por sus estudios y me comentó que había cogido una asignatura llamada "Iniciativa Empresarial". Me sentí muy contenta por ello. Al final de curso le pregunté qué tal le había ido en esa asignatura en particular. Su respuesta fue: "bueno, bien, es que no había que hacer nada. Era un poco mierda (uso su expresión literal) porque nos enseñaban a crear una empresa con microcréditos y eso pero el profesor ya nos había dicho antes de empezar que la empresa no iba a ser viable así que no había que hacer mucho".

    Me da igual si la empresa no era viable económicamente (si lo fuera le pediría los datos para usarlos yo, jeje). Lo que yo me pregunto es ¿qué han aprendido esos chicos en esta clase? ¿¿Los trámites para solicitar un crédito??
    No han aprendido a ESFORZARSE para intentar que el proyecto fuera viable, no han aprendido valores. Ni siquiera han podido aprender del fracaso porque el profesor ya les dijo de antemano que no era viable. No había motivación.
    En fin, este asunto me cabreó mucho y me sigue pasando cada vez que escucho lo de la preparación de los jóvenes (de los más jóvenes, que yo no soy tan mayor).
    Conclusión: estudiando latín al menos yo aprendí a ordenar mi cerebro, mi pensamiento, cierta disciplina. Prefiero el latín que ahora se considera inútil a la Iniciativa Empresarial que desde luego que es inútil.

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  9. Muchísimas gracias. Con esa intención es con la que escribo siempre que puedo.

    Un abrazo

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  10. Hola de nuevo, Cristina (Cortés).

    tenía pendiente dar respuesta a tu última aportación y lamento el retraso. Como ya sabes, estuve dos días "aislado del mundo" con otros menesteres que tenía que sacar adelante.

    Vamos a tu comentario. La verdad es que es patético el poco interés que pone el sistema educativo en formar a los jóvenes para su futuro inmediato. Haber tenido la ocurrencia de crear una asignatura llamada "iniciativa empresarial" es digno de halago, pero luego fastidiarla no dotando de utilidad a los contenidos es el claro ejemplo de lo que mueve a nuestros dirigentes: ¡¡mucha apariencia y poco resultado real!! Hay ejemplos en todos los ámbitos de la política (en educación, en sanidad), pero es especialmente crítico en áreas como la innovación y la empresa: ¿alguien sabe de alguna iniciativa eficaz por parte del Ministerio de Ciencia y Tecnología? ¿O del de Industria? ¿O, incluso, en el de trabajo?

    Lo dicho: mucha apariencia pero ningún resultado práctico. Claro, con estos ejemplos para la sociedad y con esta falta de iniciativa de quien maneja el dinero, ¿cómo esperamos que sea la sociedad que ellos mismos diseñan?

    Creo que me estoy poniendo un poco pesimista, pero todo lo que se oye no es para otra cosa. Al final solo nos queda apelar a nosotros mismos, creer en lo que hacemos, y tirar para adelante con nuestro arrojo y empeño. Como esperemos que alguno de estos incompetentes que nos gobiernan nos apoyen o motiven el algo... ¡¡la llevamos clara!! Nos dará el año 2050 y seguiremos hundidos en la miseria.

    Un abrazo

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  11. Enhorabuena por el libro de Bubok; lo he descargado y me ha encantado. En cuanto a la mediocridad creo que todo tiene que ver también con un estancamiento sociocultural. Hace 30 años estudiar una carrera era casi casi seguridad de éxito; hoy estudiar una carrera sólo te asegura entrar en la "selecta" lista de parados del país; la emigración se hace necesaria -en mi caso, a Hungría- a no ser que uno, después de estudiar 18 años (desde los 6 hasta los 24) tenga ganas y fuerzas de acometer otra embestida burocrática y estudiar una segunda licenciatura o un máster o una diplomatura. A mi me ha superado el tsunami burocrático, he bajado los brazos y, después de desempeñar empleos -con compañeros de trabajo con muy mala uva y en baja forma (todo hay que decirlo)- no he tenido voluntad para estudiar y lograr una segunda titulación; eso sí, debo decir que mi experiencia a la hora de doctorarme ha sido tan mala que decidí dejar el doctorado y mandar muy lejos y donde huele a flores a un mismísimo ex director del Museo del Prado.

    Recuerdo una pancarta en mi facultad: "Contra la precariedad del profesorado", me acerqué a cierto hijo de un famoso filósofo televisivo que compartía alguna que otra asignatura conmigo y que dirigía aquel cotarro, "Oye, ¿y por qué no protestar contra la precariedad del alumnado? ¡Pero si somos pésimos,tío!" Dejó de hablarme. Quizá tuviera razón. Pero creo que la mediocridad está tan metida, tan enraizada en cada ciclo de formación que uno debería meterla, de alguna forma, en curriculum: "Licenciado en Hª Del Arte y mediocridad; doctorado en una mediocre monografía sobre Ghiberti; máster en tasación mediocre de obras de arte por la mediocre 'X Subastas'". No sé, parece que no hay esperanza, no hay luz al final del túnel -sobre todo si Cioran es tu autor de cabecera-, y lo único que queda es rezar para no acabar como Tom Hanks en "Joe contra el volcán".

    Soy mediocre, lo confieso. En fin, Joan, enhorabuena de nuevo por tu libro!!!!Un saludo, amigos!

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  12. Gracias por tu participación, estimado AV. Lamento el retraso en la publicación de tu irónico y simpático comentario, pero razones de peso me tuvieron alejado de estos menesteres unos días.

    Estaba tratando de aportar alguna nueva idea a lo que dices, pero tengo miedo a fastidiarlo. Tu comentario es bastante ilustrativo de lo que sucede, por lo que me callo la boca y aplaudo tu imaginación.

    Muchas gracias también por tus palabras hacia mi libro. Probablemente lo haga "saltar" a las librerías antes de final de año.

    Un fuerte abrazo

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  13. spain, thanks for nothing.

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