UN ERROR DEMASIADO FRECUENTE

¿Cuál es la mayor diferencia entre un adulto y un bebé? El tamaño. Nada más que eso. No les diferencia, por ejemplo, que para poder vivir ambos (adultos y niños) necesitan tener los mismos órganos vitales.

Pasemos al mundo empresarial: ¿cuál es la mayor diferencia entre una multinacional y una PyME? El tamaño, otra vez. Nada más que eso. Tampoco les debiera diferenciar el hecho de que para poder sobrevivir ambas (remarco: ¡¡ambas!!) necesitan tener unos mismos órganos vitales llamados departamentos en este caso.

Al hablar de órganos vitales en un ser humano a todos se nos viene a la mente… el corazón, el cerebro, los pulmones, los riñones, el hígado, etc. Los órganos vitales de la empresas son sus departamentos: el financiero, el de producción, el de marketing/ventas, el de recursos humanos, etc. Ni las personas pueden vivir sin sus órganos ni las empresas aguantan mucho tiempo sin sus departamentos.

Un error demasiado frecuente en el mundo empresarial es pensar que una pequeña empresa (PyME o autónomo) puede vivir sin desarrollar sus funciones “vitales”. Es demasiado común que el empresario piense que el pequeño tamaño de su organización le permite obviar alguno de sus componentes y esto, a la larga, se paga. Puede abocarle incluso a la quiebra del negocio. ¿Podría un bebé sobrevivir si careciera de alguno de sus órganos vitales? Pues las empresas, tampoco.

Concretemos; vamos a pensar en un emprendedor que monta un pequeño negocio de fontanería. Su enfoque principal es hacia el oficio que desempeña: ésta es la función de producción. Pero… ¿podría este empresario sobrevivir sin tener unos mínimos conocimientos de finanzas? Es más, ¿podría sobrevivir sin “vender” su servicio? Y a pesar de tener pocos empleados a su cargo, ¿podría tener problemas en el futuro si no posee unas mínimas nociones de cómo gestionar los recursos humanos? Ese pequeño emprendedor puede (y suele) caer en el error de pensar que su labor principal es hacer buenas labores de fontanería y que el resto de funciones, por tratarse de una empresa pequeña, o no existen o no son importantes. Hacer esto es como pensar que un bebé sólo puede vivir con el corazón, que el cerebro o los pulmones no tienen por qué existir en un ser tan diminuto. ¿Van comprendiendo la metáfora?

Uno de los datos más demoledores referido a los emprendedores en este país, es que solamente una de cada cuatro empresas que se montan sobreviven a los cinco años. Si tuviéramos oportunidad de hablar con aquellos empresarios cuyos proyectos quebraron antes del quinto año, estoy seguro que todos dirían que su idea era buena, que tenían toda la ilusión del mundo, que contaban con el apoyo económico necesario para echar a andar su aventura… Si esto es así, ¿qué es entonces lo que falló? Ese “bebé” no falleció en el parto, sino en su subsiguiente desarrollo. Y el fallo más frecuente suele ser que la criatura echó a andar sin alguno de sus órganos, lo cual, más tarde o más temprano, le condujo al fallecimiento prematuro.

Una pequeña empresa debe tener los mismos departamentos “vitales” que una grande, aunque sea frecuente que esta última tenga otros a mayores. Es cierto que la multinacional cuenta con más personas en las que delegar las funciones -está mucho más fragmentada- y esa sí es una diferencia. Mientras en una PyME la mayoría de las funciones recaen en una misma figura (el directivo de turno), en una gran empresa son varias las personas que asumen la responsabilidad de cada uno de los departamentos. Pero eso es una cosa y otra muy diferente es empezar a eliminar funciones importentes porque pensemos que en una pequeña empresa no son necesarias. ¡¡No cometamos este error!! Todo emprendedor, sea un simple autónomo, el dueño de una PyME o el directivo de una empresa de 300 trabajadores, debe saber que su empresa es la suma de una serie de “órganos” y que el éxito de su negocio dependerá de lo bien que gestione cada uno de ellos.

En este caso sí podríamos decir: ¡¡el tamaño no importa!! Grandes y pequeños no se deberían diferenciar en los órganos que poseen, sino simplemente en la cantidad de personas que asumen esas tareas: una sola en el caso de un autónomo o una PyME y muchas en el caso de una gran empresa.

Un cordial saludo

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4 comentarios:

  1. Me ha encantado tu metafora..

    Yo soy autonoma y se que a las pymes no nos lo ponen facil..y que las grandes empresas son como el pez grande que se come el pequeño, esta claro que nunca podremos competir con ellos en algunas ofertas su volumen de compras nunca sera como por ejemplo mi empresa, y ante tal volumen siempre tendran grandes descuentos que luego deriva en ofertas...

    Esta claro que nunca podremos competir con ellas en muchos aspectos pero tampoco me dare por vencida.

    Besos.
    Mar

    Suerte en el concurso.

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  2. Gracias por tu aportación.

    A veces nos empecinamos en "competir" y eso equivale a poner el punto de mira y los esfuerzos en observar qué hacen los demás. Para pequeñas empresas quizá sea más conveniente dedicar todos esos esfuerzos hacia dentro y olvidarnos un poco de los otros (un poco, insisto; nunca hay que dejar por completo de otear el horizonte).

    Si cambiamos la perspectiva y pensamos en nosotros mismos, observaremos que quizá tenemos descuidadas algunas de nuestras funciones básicas. Es relativamente frecuente pensar que un autónomo tiene que enfocarse a producir el bien que explica la razón de ser de su trabajo, y que por ser pequeño no tiene que saber nada de ventas ni de finanzas (¡¡eso son funciones de las empresas grandes!!, piensan equivocadamente). Pues no: eso no es así.

    Mi mensaje viene a decir que todas las empresas tienen los mismos "organos", aunque en unas trabajan más personas y en otras todas esas tareas recaen en la misma figura. Para "competir" hay que hacerlo en igualdad de condiciones, es decir, tener claro que debemos tener unas mínimas nociones de todas y cada una de las funciones empresariales y llevarlas adelante del modo más eficiente posible.

    Te diré mas: en una pequeña empresa es más fácil tener control de todo. ¿Te imaginas la dificultad de controlar desde la cúpula una empresa como Vodafone? Sus finanzas, su marketing, sus recursos humanos... Un pequeño empresario sí puede hacerlo, y si lo realiza con eficacia puede obtener resultados más que sobresalientes.

    Un abrazo

    Joanillo

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  3. Hola, "eclipse": las pequeñas empresas tienen la gran ventaja del tamaño; sí, sí, es una gran ventaja depende de para qué: para adaptarse a cambios, para atender productos/servicios adaptados a los clientes (los grandes trabajan con sota, caballo y rey, normalmente), la cercanía física, etc.. Hay que mirar hacia adentro (como bien dice Juan José) y ver en qué podemos ser diferentes respecto a ellos, cuál es nuestra ventaja competitiva: probablemente no el precio (a veces, también), pero seguro que sí el servicio, la adaptación, ...

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  4. Si establecemos comparaciones entre empresas grandes y pequeñas, lo primero que cabría preguntarse sería ¿para qué estamos pensando? ¿para trabajar en ellas o para dirigirlas? En este post yo estuve hablando en todo momento de dirección y gestión de empresas, y este punto conviene no perderlo de vista.

    A la hora de dirigir, en las empresas pequeñas todo son ventajas. Una misma figura puede tener control de varios departamentos, realizar planificaciones con una visión más amplia de todo el conjunto empresarial, dirigir por sí mismo con una visión integradora...; lo que suele pasar es que el pequeño tamaño en muchas ocasiones conlleva una escasa formación técnica. Son muchos los pequeños emprendedores que inician su aventura a partir de una idea, de una ilusión, pero carecen de la formación necesaria sobre gestión para después poder sostener su proyecto. En una empresa grande, con procesos de selección más profesionalizados, los individuos que acceden a puestos directivos tienen una formación técnica superior. Esta es una gran diferencia. Pero eso no nos debe confundir: se gestiona mejor una pequeña empresa que una grande. Sólo hay que aprender a hacerlo.

    Hace poco publiqué un debate en linkedin en el que me preguntaba qué sucede en las grandes empresas (sobre todo en las que cotizan en bolsa) que a pesar de las constantes ampliaciones de capital que proponen a sus accionistas, esta aplicación de nuevos recursos no se nota en absoluto en la capitalización o en el valor de la empresa. Echad un vistazo al pasado y corroboraréis esta opinión. Las grandes empresas son devoradoras de recursos, pero sus gestores no atinan con la mejor manera de sacarle provecho a tan ingente cantidad de nuevo dinero.

    En fin. Gracias por vuestras aportaciones y que siga el debate.

    Un abrazo

    Joanillo

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