CARGARSE A UN LIDER

A una persona que la ascienden a una posición en la que debe gestionar personas, equivocadamente se le conoce con el nombre de líder. El ascenso lo único que otorga es autoridad, entendida como poder formal para dirigir y tomar decisiones en el ámbito de las relaciones interpersonales. El liderazgo no se otorga: se gana o no se gana. El liderazgo es el reconocimiento que otros hacen sobre la valía y capacidad de uno, reforzada y confirmada por la existencia de seguidores “no impuestos”.

En la empresa se dan casos extraños de “liderazgos impuestos”. Era muy típico en tiempos pasados (y quizá en el presente, aunque en menos medida) que un buen vendedor fuera premiado con una posición de gerente de zona, como si las competencias para ejercer de lo primero fueran las mismas que para ser mando intermedio. Resultaba que algunas veces esa nuevo jefe, aun teniendo reconocida una autoridad, no tenía el carisma ni el saber hacer suficientes para ser catalogado de “líder” por sus subordinados, y eso ya empezaba a ser un problema.

Había cuestiones que todavía complicaban más las cosas. Si partimos del hecho de que un líder es cualquier persona que tiene predicación sobre otros, por su buen hacer, por su conocimiento, por su capacidad de influencia, no es necesario estar en una posición jerárquica superior para ejercer de líder. En grupos del mismo estatus puede emerger de modo informal la figura de un empleado con más carisma y seguimiento, y eso la convierte en líder de opinión ante sus colegas.

Enlazando ambas cuestiones –autoridad y liderazgo-, imaginemos el caso de un jefe ascendido por méritos –pero sin competencias de líder- que tiene en su equipo de subordinados a una persona que sí ejerce como tal, por poseer las cualidades necesarias para ser seguido por sus colegas. ¿Estamos ante un conflicto? Depende de la actitud que tome el jefe como autoridad que es. Si ve en su subordinado una amenaza a su posición jerárquica, intentará anularlo. Intentará que su criterio de jefe prevalezca sobre cualquier otro, en un intento que imponer la “ley del más fuerte”, obviando y minusvalorando la propias reglas de la naturaleza que dicen que quien realmente tiene predicación es aquel con unas cualidades intrínsecas propias, y no al que se las otorgan extrínsecamente.

Este tipo de conflictos suelen acabar bastante mal. En general, el jefe (autoridad sin liderazgo) acabará haciéndole la vida imposible al subordinado (líder sin autoridad), provocando en casos extremos la salida de la compañía. Dicho de modo claro: un mal jefe se acaba de cargar a un buen coordinador. La empresa perdió una persona valiosa por la acción egoísta de un mando intermedio, incapaz de entender que su posición se podía ver potenciada actuando de modo contrario.

En efecto, una buena manera de gestionar conflictos de este tipo es aprovecharse de aquel que tiene predicación dentro de los subordinados y usarlo en favor de los intereses propios, potenciando a su vez el papel de liderazgo del empleado. Para llegar a tal conclusión conviene perder muchos miedos, el primero de ellos aquel que se tiene a que a uno le pisen un puesto.

Finalizo con una frase tremendamente inteligente que escuché hace tiempo y que pocos son capaces de llevar adelante: “RODÉATE SIEMPRE DE PERSONAS MEJORES QUE TÚ”.

Un abrazo

Firma blog

2 comentarios:

  1. Excelente post, este caso lo vivo en carne propia, pues trabajo en una empresa familiar y pues tenemos que soportar los cargos impuestos sin tomar en cuenta el desempeño y la experiencia que el empleado haya logrado en un tiempo determinado, sin embargo les comparto una historia... 7 capitanes y nadie al mando http://bit.ly/ckCt4s

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  2. Pues lamento mucho que te suceda, María. La verdad es que son situaciones bastante dolorosas y difíciles de erradicar. Además no son los mejores tiempos para intentar "papalear", así que solo puedo decir mucho ánimo y sobre todo que te autoconvenzas que estás haciendo las cosas bien y que tes el reconocimiento moral que te mereces por ello. Ya vendrán tiempos mejores y tarde o temprano, el buen hacer, tendrá su premio.

    Gracias por tu participación

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