Primero las personas, luego lo demás

Que vivamos en una era intensivamente tecnológica no significa que la tecnología deba ser el motor que empuje a las empresas hacia el éxito. Este es uno de los mayores errores de enfoque que detecto en determinadas conversaciones de negocios. La tecnología es una herramienta más que sólo es eficaz si quienes deben manejarla, saben sacarle provecho. Ahí es dónde reside el problema: ¿tenemos a las personas adecuadas para poner en sus manos todas las innovaciones que nos presenta la nueva etapa?


La primera clave consiste en definir con la mayor precisión posible qué debemos entender por "personas adecuadas", algo que puede variar según el sector de cada negocio pero que, en líneas generales, responde a varias premisas:

1) Personas responsables.- entendemos por tal a aquellos individuos con una alta dosis de autoexigencia y autodisciplina, capaces de llevar hasta el final las tareas que asumen sin necesidad de que haya nadie por encima controlando severamente. Descargar de control a la dirección de las empresas produce un doble beneficio: los directivos pueden centrarse en otras labores que aporten valor al negocio, y las personas se sentirán más felices al ver que sus jefes confían en ellos y les delegan responsabilidad. 

2) Personas con ansia por aprender y evolucionar.- el aprendizaje no se puede "inyectar" como si de un medicamento se tratara. Para que haga efecto de verdad, debe ser uno mismo quien sienta inquietud por aprender y poner en marcha algunas de esas enseñanzas. En contextos que evolucionan rápidamente y en los que el conocimiento se torna obsoleto en poco tiempo, es preciso rodearnos de personas que traigan "de serie" esas ansias por el aprendizaje constante y su desarrollo profesional. 

3) Personas creativas.- capaces de proponer cambios en sus tareas rutinarias, cambios pequeños y a veces imperceptibles pero que acumulados en el tiempo generan transformaciones en los procesos hasta ser vistos por el consumidor como características diferenciales. El éxito en entornos competitivos pasa por la diferenciación, y la diferenciación nace de las pequeñas ideas de las personas que ejecutan procesos y que están en contacto con los clientes. 

El siguiente paso sería crear un "mapa del talento" que nos permita detectar cuáles de nuestros colaboradores encajan en ese perfil que he dado en llamar "persona adecuada",  y cuáles podrían evolucionar hacia ese lugar "perfecto". Hay que ponerse a la tarea lo antes posible, porque cada día que tardemos en detectar a las personas valiosas de nuestra organización es un día en el que nos hemos dejado comer terreno por parte de los competidores. 

Finalmente, hay que lograr la implicación de las personas que hayamos determinado como "valiosas", y eso se logra mediante estrategias win-win de las que hablaré con más detalle en un futuro post. 

Pues bien; solamente cuando hayamos finalizado ese proceso (definir cuáles son las personas adecuadas para el negocio, desarrollarlas e implicarlas), solamente en ese caso -insisto- podremos pensar en integrar la tecnología más útil para ser competitivos. Hacer el proceso contrario (primero tecnología, luego personas) es un desperdicio de recursos económicos sin provecho ninguno. Por raro que parezca, son muchas las empresas que neciamente apuestan por la segunda vía: ¡¡¡tecnología por encima de todo!! El tiempo les demostrará si aciertan o se equivocan.

Un cordial saludo

4 comentarios:

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    1. Muchas gracias por tus palabras, Abraham. Es un placer tener lectores del otro lado del charco. Recibe un fuerte abrazo :-)

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  2. Tu lógica y percepción es sencilla de ver. La cuestión es cómo inocularla en aquellos cuyas creencias están asentadas en el pasado. Excelente Joanillo!!!!

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    1. Totalmente de acuerdo, Luis. La realidad demuestra que aquellos que tienen sus creencias asentadas en el pasado tienen complicada su supervivencia. Aquí se dan dos circunstancias; la primera es que se dejan llevar creyendo que podrán aguantar en su status quo hasta que se jubilen, y el tiempo les dará o les quitará la razón. Por otro lado, están los que son conscientes que tienen que cambiar pero no encuentran el camino, muchas veces porque no se abren a escuchar a terceros que les pueden ayudar. Pero sea como sea, lo cierto es que esa generación de directivos con mentalidad "prehistórica" acabarán siendo sustituidos por directivos nacidos en estos tiempos, que ya tienen otra forma de pensar y que comprenden que la fuerza más competitiva de las organizaciones actuales son las personas, especialmente aquellas con capacidad para pensar y ejecutar ideas sin miedo al fracaso. De hecho, el mundo lo están cambiando las startups, que aunque no tienen una gran repercusión en medios por su pequeño tamaño, el impacto que están causando en la sociedad con sus propuestas es brutal. Dejemos que estas startups crezcan, coman mercado, y veremos como también cambia el modo de plantearse las relaciones laborales. Es cuestión de tiempo. Un abrazo, amigo

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