LOS BURÓCRATAS DE LA EMPRESA PRIVADA

Esta semana vino por Vigo un gran amigo que hacía tiempo que no nos veíamos y, como es pertinente, compartimos una larga charla mientras degustábamos unas sabrosas viandas. Aproveché para comentarle el sucedido que ya conocen (ese en el que las empleadas no atienden solicitudes de presupuestos “porque les da mucho trabajo ponerse a ello”, mientras sus jefes viven ajenos a la pérdida de clientes que se deriva de tal pasotismo).

La frase que me dijo me impactó realmente y quería compartirla con todos ustedes. Vino a decirme que en el mundo actual, los que menos trabajan son los empleados mientras que los que se “matan” por sacar adelante el negocio son los jefes. ¡¡Curioso!! Rompe el paradigma que todos tenemos en mente sobre la relación profesional jefe-empleado.

Todos teníamos la idea contraria: ser jefe otorga una serie de privilegios en cuanto gestión del tiempo. Es cierto que es muy difícil trazar límites entre tiempo de ocio y tiempo de negocio, pero al margen de esto, se supone que los jefes tienen más libertad para decidir cuando entran y cuando salen de la empresa. Por contra, tenemos la idea de que los empleados son unos “esclavos” de sus superiores y que sus horarios son tan rígidos e irracionales, que muchos de ellos acaban “calentando la silla” mientras esperan pacientemente la hora de salir.

No negaré ni afirmaré el cumplimiento preciso de estos estereotipos, que de todo hay por el mundo adelante. Lo que me llama la atención es comprobar cómo muchas empresas son como “submarinos parcheados”, en los que el capitán se afana por hacerlo flotar mientras los marineros viven felices dejando abiertas todas las vías de agua.

Este es el caso de los comercios de los que hablé la semana pasada. Empresas que su propietario trata de mantener a flote, con esfuerzo y sacrificio personal, mientras los empleados tan solo esperan su nómina de fin de mes haciendo lo mínimo posible para cobrarla. En resumen, ¡¡una falta implicación insultante!!

Y vuelvo al origen del problema. En una antigua conferencia que impartí titulada “como fortalecer una empresa para superar situaciones críticas” defendí la idea de que todos los empresarios deben tener un mínimo conocimiento de gestión de los recursos humanos, aunque su empresa sea una pequeña pyme con dos o tres empleados. No saber motivar, no saber remunerar o no saber seleccionar personal acaba como estamos viendo: con la entrada de “funcionarios” en la empresa privada, personas a sueldo fijo que son insensibles a la coyuntura actual de quien les paga la nómina y que, además, buscan hacer lo mínimo posible para no tener problemas. Y punto.

La verdad es que da pena que las cosas funcionen así en ciertas organizaciones. Y peor es que estas situaciones no se descubren nunca, o si se hace, suele ser demasiado tarde. Cuando a uno le van mal las cosas lo sencillo es echarle la culpa a causas externas (¡¡bendita crisis!!, qué gran excusa para muchos males) sin pararse a revisar qué es lo que está sucediendo internamente y cómo solucionarlo antes de que ya no tenga remedio. No lo olviden: la ignorancia y la dejadez de funciones es la causa más frecuente de la quiebra empresarial. No vale de nada aplicarse en hacer flotar un submarino si no conocemos qué están haciendo los marineros dentro con las vías de agua. ¿Mirar para ellas? ¡¡Así nos va!!

Un abrazo

Firma SBS

5 comentarios:

  1. Hola Juan José,

    El empresario tiene como uno de sus muchos deberes supervisar a sus empleados. No cabe duda. Como empleado debes dar lo máximo de tí para que la empresa vaya bien, porque si se va a pique no sólo pierde el empresario, también pierdes tú. Y si un empleado no lo entiende y se convierte en "funcionario" pues habrá que plantearse prescindir de él o ella.

    Sobre estereotipos, yo nunca he tenido la idea de que el jefe que además es el dueño de la empresa tenga más libertad que el empleado.
    Todo lo contrario, el emprendedor, empresario, dueño de la empresa, llámemoslo como queramos, es el que más trabaja.

    Por cierto, me llama la atención la siguiente frase: "ese en el que las empleadas no atienden solicitudes de presupuestos..."
    ¿Sabemos a ciencia cierta que son empleadas y no empleados?

    Un saludo,
    Cristina

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  2. Glups!!! Cuánta razón tienes en tu último párrafo, Cristina. Me temo que me apresuré sacando conclusiones. La persona que atiende en la tienda es una empleada, pero no tengo la certeza de que sea ella misma la que recibe los e-mails. Pido disculpas por la metedura de pata, especialmente a las lectoras.

    Por lo demás, cuando estamos hablando de PyMES y empresas de pequeño tamaño suele ser muy frecuente que el emprendedor delegue ciertas tareas en sus empleados sin caer en la cuenta que pueden surgir problemas como el que estoy contando. No les culpo; suele ser por ignorancia. Precisamente la tarea de los que nos dedicamos a la formación es hacer reflexionar a nuestros interlocutores, porque nunca se resuelven los problemas si primero no se tiene conciencia de ellos. En esto estamos.

    Un fuerte abrazo, Cristina, y reitero mis disculpas por la precipitación al sacar conclusiones y echar las culpas.

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  3. No más victimismos por favor. Estoy de acuerdo en que en muchas empresas hay empleados caraduras y que sólo procuran escaquearse, pero del mismo modo también hay jefes. Y si hay que repartir responsabilidades, como dice el post anterior, son mayores las de los jefes. Una de las tareas más importantes de un jefe es la dirección de personas, no basta con contratarlos, hay que seleccionarlos bien, integrarlos adecuadamente, dirigirlos, corregirlos cuando sea necesario, motivarlos, establecer un sistema retributivo coherente con los objetivos de la empresa… Lo que no puede ser es tengas 10 años a un trabajador y luego digas que es un caradura. ¿Has tardado 10 años en verlo? Y esto no justifica para nada a los caraduras.
    Creo que no debemos caer en los discursos de echar la culpa de lo que nos ocurre a los demás, como tú dices, sea eso la crisis, los empleados, mi jefe o el barrio donde me crie. Eso puede justificar nuestra inoperancia: “como yo no tengo la culpa, no tengo que hacer nada”.
    Un saludo a todos

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  4. Tu mensaje es muy coherente y sensato, Fernando. Pero la razón de buscar culpables no es conseguir que los que no lo son, se sientan víctimas de los primeros. La razón de buscar culpables es saber por dónde empezar a solucionar los problemas.

    Y la verdad es que señalar a un colectivo concreto es tremendamente injusto, porque cada empresa puede tener los suyos propios. Es más, yo diría que muchos de los males de las organizaciones actuales podrían incluso achacarse al modelo de sociedad que decidimos crear, en la cual no se premia ni se valora el emprendimiento (se castiga) y, por contra, se potencian los derechos de los más improductivos para evitar así que sean marginados y expulsados de las organizaciones.

    En este problema hay todo tipo de culpables: jefes ignorantes que no saben seleccionar ni motivar a su personal (tienen 10 años al trabajador haciendo lo mismo hasta que se quema), empleados "burócratas" que ponen todo su esfuerzo en entrar en las empresas y a los cinco minutos de estar dentro ya comienzan a contar el tiempo que les falta para que les despidan y les den el dinero que les corresponde (y vuelta a empezar), y modelos de contratación que no favorecen la entrada de sabia nueva en las organizaciones,con la agilidad que éstas precisan para adaptarse a los cambios en el entorno.

    Todo un cúmulo de desatinos que solo pueden concluir como estamos viendo: con empresas con serios problemas para sobrevivir y una sociedad desesperada por no encontrar oportunidades laborales.

    Un abrazo

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  5. completamente de acuerdo. Un abrazo

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