LAS FELICITACIONES EN PÚBLICO…

…y las reprimendas en privado. Hace muchos años que me aprendí esta máxima y además tuve la oportunidad de atravesar varias etapas de mi vida profesional en las que fui dirigido por personas que aplicaban esa premisa y por otras que usaban exactamente la contraria: reprimendas en público y felicitaciones en privado. Aprovechando esta experiencia hoy quiero trasladaros mis impresiones sobre ambas actitudes.

Diré antes de nada que cuando tratamos de distinguir cómo se gestionan personas desde el prisma de un líder y desde el de un jefe, en esta cuestión tenemos el ejemplo más claro de cómo se diferencian unos de otros. A los jefes (en sentido estricto) les gusta mostrar su autoridad y qué mejor manera de hacerlo que ensañarse en público con aquellos que dan razones para ello. La bronca “ejemplarizante” como método coercitivo y ¿estimulador? Ellos creen en estos métodos. El líder apuesta decididamente por lo contrario: el ensalzamiento del logro como medida estimuladora.

Mi etapa anterior fue de vendedor, como muchos de los lectores ya sabrán. Cada cierto tiempo nos convocaban a unas reuniones de ciclo en las que revisaba la trayectoria seguida hasta ese momento y se marcaban las directrices para el siguiente período. Para mi disertación necesito que se imaginen que trazamos una línea en la media de los resultados obtenidos por todos los vendedores de la zona. Veamos cómo era el clima laboral que se conseguía en cada caso:

  • Los jefes que felicitaban en público ponían el énfasis en la mitad de arriba. Los que se quedaban por abajo recibían la reprimenda en privado pero en la reunión pasaban desapercibidos (no se les mencionaba). Los que sí se nombraban eran los mejores vendedores, se ensalzaban sus méritos, se les hacía un reconocimiento en público y, en algunas ocasiones, hasta tomaban la palabra para explicar qué era lo que hacían en sus respectivos territorios para alcanzar ese resultado. Los que no eran mencionados se ilusionaban y se sentían retados para estar en ese grupo de “élite” la siguiente vez. Buen ambiente.
  • Los jefes que aprovechaban las reuniones para mostrar su autoridad regañando a los vendedores mediocres ponían el acento en la mitad de abajo de la tabla. Los buenos vendedores pasaban desapercibidos, lo cual era bastante decepcionante y frustrante. Se oían frases del estilo de… “esto no puede seguir así”, “con estas ventas la situación no se aguanta mucho tiempo”, “¿qué nos está pasando?”, etc. Frases negativas y clima laboral gélido. Ensalzamiento del mediocre para su escarnio público. Mal ambiente.

Parece bastante evidente que el grado de motivación que se consigue con uno u otro comportamiento es radicalmente diferente. Veámoslo por partes:

  • Los días previos a la reunión.- en el caso del “líder”, los días antes de la convocatoria se vivían con ilusión. Era una manera de romper la rutina diaria, de reencontrarse con otros colegas, de conocer una ciudad, de cenas de empresa, etc. En el caso de jefe, los días anteriores se vivían con tensión. Sabíamos que íbamos a una reunión fría, en donde la bronca estaba latente en el ambiente, y todo ello provocaba que la ilusión por asistir fuera cero. Daba igual estar en el grupo de los iban a ser “lapidados en público” que no: aquel clima laboral producía vergüenza ajena y no era del agrado de nadie.
  • El momento de la reunión.- ¿qué más decir? En el primer caso reinaba el buen ambiente, el humor, la relajación… e incluso aprendíamos cosas de aquellos que iban a contar cómo hacían las cosas. Por el otro lado reinaba la tensión; todos estábamos deseando que pasara el momento, que acabara la “ejecución”, pero el tiempo que pasábamos metidos en aquella sala se nos hacía eterno. Caras serías y ambiente frío, sin bromas de ningún tipo.
  • Posterior a la reunión.- los que habían salido criticados por el jefe tenían al miedo como compañero de viaje para el siguiente período. Había que salir de esa posición como fuera y el “aliciente” para conseguirlo venía del miedo. Los que asistíamos a reuniones de ensalzamiento salíamos eufóricos, con ganas de volver a vernos ahí representados. Los que habían pasado desapercibidos por sus mediocres resultados salían con el reto de mejorarlos para poder subir al “pódium” de los vencedores. ¿Van notando la diferencia?

En conclusión; si usted tiene que dirigir equipos debe pensar en las consecuencias de una u otra manera de actuar, pero no debe hacerlo enfocando su pensamiento en las personas concretas que vayan a recibir una u otra acción (las consecuencias directas sobre la que ensalzo o sobre la que reprendo) sino en la repercusión que su actuación tiene sobre el clima laboral y sobre el espíritu de equipo. Puedo asegurarle que el grado de motivación que se alcanza en uno y otro caso es radicalmente diferente, y puedo asegurarle también que el grado de tensión que se genera en el caso de las reprimendas públicas es difícilmente sostenible en el tiempo. Algunas personas se plantearán cambiar de empresa, y no precisamente siempre serán aquellas que peores resultados alcancen. Cualquiera puede hacerlo, y esto es un mal principio para crear equipos de trabajo cohesionados e implicados.

Feliz jornada

fIRMA SOCIAL BUSINESS

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11 comentarios:

  1. He vivido el caso de un jefe de los de "autoridad en público" (por suerte no en carne propia) y era bochornoso, por mucha razón que a veces pudiesen tener, presenciar cómo se ensañaba con el empleado de turno al que le tocase.
    lo único que se consigue con esta actitud, por supuesto, es la desmotivación del que recibe la reprimenda y de los que la contemplan.
    ... la vida pone a cada uno en su lugar.

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  2. Totalmente de acuerdo, los estilos de liderazgo y dirección se estudian en los manuales de la licenciatura de dirección de empresas, el problema, y yo lo he sufrido, es que hay mucho jefe inepto, que se promociona por que era "buen vendedor" o al menos tenía buenos resultados, y ni saben ser jefes, ni están formados para ello, y ni por supuesto tienen dotes de liderazgo, tan sólo vuelcan en sus delegados sus miedos y complejos, que suplen con autoritarismo y miedo amenazando y denostando a sus subordinados.

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  3. Totalmente de acuerdo y ¡¡muy bien expresado!! Enhorabuena por esa capacidad de síntesis.

    Un abrazo

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  4. Jose Antonio:
    estoy de acuerdo contigo excepto en una cosa; yo tengo dudas de que "la vida ponga a cada uno en su lugar". Hay muchos jefecillos que van dando tumbos de un lado para otro (dejando muchos cadáveres tras de sí) pero que siempre encuentran un hueco en el que colocarse, sin que la vida les devuelva a la posición que realmente se merecían que no es otra que padecer en sí mismos las directrices que ellos aplican a los demás. Conozco mucha gente que se va salvando constantemente y por eso a veces tengo dudas de que la "vida sea un verdadero juez"

    Un abrazo

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  5. Hola Joanillo,

    ¿Hablamos de valores?.¡Qué difícil es mantener valores cuando el dinero está tan cerca! -para algunos-, o los objetivos venga ser lo mismo...coincido con vosotros.

    Un abrazo,
    Marga Moya

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  6. Es verdad, Marga. Mucha gente es capaz a "prostituir" sus valores a cambio de un puñado de euros. De todos modos, sigo pensando que hay gente que sí tiene a gala mantener esos principios en los que cree firmemente, aunque sea difícil toparse con alguno.

    Un fuerte abrazo

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  7. Lo de que "la vida pone a cada uno en su sitio" lo decía más como una esperanza que como una realidad.
    Marga: ¿valores? hay mucha gente que no los tiene, que incluso disfruta simplemente avasallando.

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  8. Lo peor es que en algunas ocasiones es el jefe de nuestro jefe quien le impone de algún modo esa actitud de abroncar en lugar de resaltar los rasgos positivos o los logros. Porque creen que es la única forma de mantener su autoridad sobre los empleados y que estos los tomen en serio.

    Por cierto, una vez uno de mis jefes (muy jefe, nada de líder) me dijo: "Yo soy como un policía de tráfico. Controlo lo que hace cada uno. Si tú haces algo mal tendré que llamarte la atención, igual que el policía pone una multa. Pero si lo haces bien simplemente te dejo que sigas a tu aire. El policía de tráfico no va dando medallas a los conductores que cumplen todas las normas. Porque observar las normas es su obligación".

    Ese día me quedaron claras muchas cosas.

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  9. Hola Cristina:

    tu último ejemplo es buenísimo para hacerse preguntas: ¿qué se consigue con esta actitud? ¿la gente se siente motivada? ¿qué se persigue? ¿ayuda a los objetivos de la empresa? Y, sobre todo... ¿cómo acaban este tipo de relaciones laborales en las que uno trabaja para un "policía de tráfico? Ya me dirás, aunque yo ya me imagino lo que pasó: te fuiste de la empresa a la primera oportunidad que tuviste. Es lo lógico. ¿Las empresas se pueden permitir el lujo de perder personas por culpa de personajillos con esa mentalidad, (imbéciles, en una palabra)?

    Y en cuanto a tu primer párrafo, también estoy totalmente de acuerdo. En las empresas todos los estamentos están interrelacionados y los cambios de "mentalidad" y funcionamiento tienen que ser en cascada. El primero que tiene que aplicarlos es el directivo máximo; sino no se consigue más que perder el tiempo.

    Un abrazo y feliz puente

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  10. Hola a todos, yo coincido con Cristina, el problema de actitud del jefe (retomando la diferencia entre jefe y lider) esta en parte derivado de un complejo de inferioridad en donde necesitan demostrarse a si mismos el nivel de autoridad que pueden tener en los demas y mas cuando se sienten medidos por algun mando superior a el. Este tipo de complejos en donde continuamente necesitan justificarse a si mismos que son mas que los demas solo provoca relaciones inter laborales complejas y tirantes en donde el desempeño del grupo no depende del trabajo en equipo si no de la busqueda individual de los integrantes de sacar adelante su trabajo para evitar la reprimenda con la merma en la calidad que esto genera. Siempre va a producir mas un felicitación en lo particular que una reprimenda en publico. Un muy bien! Te felicito! En privado con un saludo de manos siempre va a producir mas utilidad a la empresa que una reprimenda publica que solo provoca resentimiento a su jefe y a la empresa que representa por mas que la misma sea indiferente a esa actitud negativa de su superior

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  11. Gracias por tu aportación, Eduardo. Y bienvenido a este lugar que puedes considerar su casa.

    Un abrazo

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