Traeré a este foro un comentario que escuché a una psicóloga hablando de líderes. Los profesionales de la psicología que estudian los perfiles de liderazgo llegaron a la conclusión de que cuando juntamos a un grupo de personas desconocidas entre sí y las aislamos del colectivo, al cabo del rato emerge uno de ellos como líder (o más de uno). Según los psicólogos, es imposible que todos los individuos de un grupo se comporten de modo “plano” y que ninguno de ellos, tarde o temprano, asuma un papel preponderante.
Si este planteamiento es cierto, podríamos concluir que las empresas deberían dedicar más tiempo a observar las interacciones entre los empleados que comparten espacio para descubrir quién de ellos lleva la batuta, quien tiene “madera” de líder. Se trata de descubrir esos líderes informales de los que tanto se habla en la literatura empresarial, personas que tienen una gran predicación entre sus colegas y son capaces a movilizarlos en el sentido que les interesa. Generalmente lo hacen en la buena dirección (convocando reuniones informales fuera del horario laboral para tomarse unos vinos, haciendo cenas con las parejas…) aunque en ocasiones puede aparecer líderes de este estilo que aprovechen su “poderío” emocional y su capacidad de influir para actuar en contra de la propia organización, generando mal ambiente.
Es curioso comprobar que a veces las organizaciones proponen para un ascenso a personas que lograron méritos en un campo muy concreto (las ventas, por ejemplo) y lo hacen a modo de premio y reconocimiento por los logros alcanzados. No se paran a pensar si esa persona atesora las competencias que se requieren para liderar un equipo, que desde luego son bastante diferentes a las que se precisan para vender un producto. Dan por hecho que una persona que supo vender es capaz de conseguir que otros hagan lo mismo; así de simple es el razonamiento.
Mientras esto sucede así, esos líderes “potenciales” que tenemos en todos los grupos siguen escondidos “entre la maleza” y no tienen la oportunidad de mostrar sus capacidades en provecho de la compañía. Es más, no sería la primera vez que una de estas personas, quemada por la ignorancia que le dedican sus jefes, encabeza un movimiento en contra de la propia organización “contaminando” a sus seguidores de malos sentimientos hacia quien les paga la nómina.
La reflexión que quiero hacer es la siguiente: ¿por qué no buscamos a esas personas con cualidades de líder que realmente aparecen en todos los grupos, tal y como dicen los psicólogos? La evidencia parece demostrar que para ser líder hay que tener una parte innata, aunque además haya que añadir otra parte de aprendizaje. Esa porción de cualidades innatas son determinantes para un buen desempeño del liderazgo, y lo que no parece sensato es despreciar a aquellas personas que atesoran esas virtudes, hacer ascender a otro no que las tiene, y luego quejarse por el mediocre desempeño que como tal ejerce este último.
El enorme problema viene para reconocer la tarea a esos otros empleados que se esfuerzan y obtienen buenos resultados, pero que carecen de las competencias necesarias para desempeñar con eficacia el papel de líder. Alguna solución habrá que arbitrar, pero no parece coherente elevarlos a una posición para la que no reúnen las habilidades requeridas. Para ello están los planes de carrera de los que hablé ayer, que no siempre tienen que vincularse a un ascenso y en los que sí puede plantearse una delegación de funciones diferentes.
En conclusión; la falta de sentido común en ocasiones genera situaciones nefastas. Recapitulemos lo dicho:
- Desconocemos quien tiene “madera de líder” dentro de nuestra empresa.
- Ascendemos a las personas para premiarlas, independientemente de sus cualidades para el nuevo puesto.
- Quemamos a los que sí tenían capacitación, negándoles una tras otra esa oportunidad de desarrollo.
- Encima nos quejamos por la mediocridad de los líderes e incluso nos preguntamos si estamos “ante una crisis de liderazgo” (existe un debate en linkedin en estos términos).
- Y lo peor, en ocasiones conseguiremos que esos líderes “informales” que tanta predicación tienen entre sus colegas se pongan en contra de la organización y nos contaminen a todos sus seguidores.
Muy interesante este artículo. Dicen que los principales puntos clave para el éxito de una empresa son:
ResponderEliminar- Plan de negocio, con proyección a laaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaargo plazo; (Imprescindible)
- Una hoja de rumbo/dirección;
- Vocación de liderazgo;
- Confianza en el equipo;
- Búsqueda y retención del talento;
- Cultivar y conservar los valores.
Pero, yo añadiría esta reflexión: Reconocer el talento de las personas. En este caso el liderazgo.
Gracias por tu aportación, Luciana. De los puntos que comentas, estoy de acuerdo en todos excepto en el primero; tu remarcas mucho lo de "laaaaaaaaaaaaaargo plazo", pero este tipo de planes de negocio cada vez tienen menos fiabilidad debido a lo complicado de preveer los acontecimientos en momentos tan caóticos y acelerados.
ResponderEliminarObviamente una empresa debe definir a dónde quiere llegar y tener un plan para alcanzar ese objetivo, pero la precisión del mismo es bastante difícil de alcanzar. La única alternativa es tener planes de contingencia (dibujar varios escenarios), algo que casi nunca se hace. A mí, a día de hoy, me ofrecería más credibilidad un proyecto que contemplara estas alternativas que otro en el que se pormenorizara el futuro a 5 u 8 años.
Es una simple apreciación a raiz de tu comentario, pero espero no te la tomes a mal. Agradezco tu intervención.
Un abrazo
Reconocer el potencial no es cuestión fácil. La verdad es que yo desconfío bastante de los experimentos psicológicos del tipo "metemos en una habitación a diez personas y vemos como se comportan". Así es como hemos llegado a las famosas dinámicas de grupo en la selección de personal. En la teoría pueden estar bien pero en la práctica...
ResponderEliminarOtro problema en muchas organizaciones, grandes empresas sobre todo, es que sí se reconoce al lider nato pero no se le asciende porque su liderazgo se ve como una amenaza.
Es verdad, María Cristina. Reconocer el potencial es complicado, pero más complicado es si ni siquiera se intenta.
ResponderEliminarLo de los líderes "ocultos en la maleza" es un problema serio. Las empresas deben aprender a gestionar a estas personas que, a su vez, tienen poder para influir en otras. Hay que ponerlas del lado de la organización, porque ponerlas en contra puede traer nefastas consecuencias. En ocasiones los jefes tienen que comerse su orgullo y sus miedos, para ser capaces de interaccionar con ellos, reconocerles el valor que tienen y "usarlos" para que transmitan a sus seguidores los valores que a la organización le interesa.
En fin, una cuestión realmente complicada pero que debe ser abordada con el rigor que requiere.
Muchas gracias por tu aportación
El problema que se plantea en esta forma de asenso del personal es que va contra todas las normas aceptadas socialmente y por lo tanto provoca en primer momento bastante rechazo por parte de la plantilla.
ResponderEliminarQue seria la forma correcta de hacer las cosas por supuesto. En el principio de peter ya esta inherente también este tema con el nivel de incompetencia de una persona y son muchas veces justamente las personas con logros que llegan a través de este mecanismo a su nivel de incompetencia desgraciadamente porque a posteriori también son quemados en estas posiciones. Ellos no saben como gestionar lo y después de un tiempo abandonan interiormente y se han quemado.
La solución habria que buscar la en un sistema de valoración y recompensa mas variado dentro de la organización, lo que permitiria premiar el logro de otra manera que solo asenso y poner al frente el lider nato.
Esto podria ser la continuación de tu reflexión para la siguente vez.
Estimado Joanillo, no me parece mal. Por el contrario. Además, me acordé de una célebre frase: "Toda unanimidad es burra" Nelson Rodrigues - escritor y dramaturgo brasileño
ResponderEliminarMrosseu:
ResponderEliminargracias por tu comentario tan acertado. La incompetencia de la que hablas es un mal principio, porque este modelo funciona como un virus que en poco tiempo contamina a todo el organismo (léase, empresa). Si un jefe es incompetente y encima lo ascienden todavía más, se creerá un Dios. Si encima su manera de entender la empresa y los ascensos es la misma que usaron con él, nombrará a los subordinados a dedo y por simpatía, generando nuevos incompetentes por debajo de él. Y así sucesivamente.
En consecuencia; como no haya criterios claros y objetivos para los nombramientos, al final nos podemos encontrar que el amiguismo es la razón principal para promocionar y de nada vale ya ser muy bueno en tu tarea o tener unas competencias válidas: o te ganas el favor del jefe o estas muerto.
Así funcionan demasiadas empresas; que no se extrañen luego de recoger la cosecha que sembraron.
Un abrazo
Un directivo inteligente, debiera saber rodearse de gente inteligente, incluso más que él (si la hubiese).
ResponderEliminarLo más habitual, tristemente, suele ser que resulten elegidos gregarios mansos y mediocres para extender su mediocridad y combatir la creatividad y el espíritu crítico y libre.
Como reza el título de aquella genial novela de John Kennedy Toole, es "La conjura de los necios".
Un saludo,
Celestino Martínez.
Gracias de nuevo por tus palabras, Celestino. Y como no, por la referencia bibliográfica que haces.
ResponderEliminarUn abrazo