Al final de la conferencia del día 16, cuyas conclusiones vengo comentando estos días, presenté un ejemplo para ilustrar toda la disertación. Ahora voy a volver a trasladaros ese mensaje.
Sea cual sea la empresa, el empresario debería dar los siguientes pasos:
1. Inventario de las funciones que conforman la empresa. En el ejemplo marqué las “tradicionales”, las que suelen estar en casi todas las compañías:
2. Valoración de cada una de ellas desde el punto de vista del aporte de valor al negocio; en este caso y para que haya diversidad de calificaciones, establecí las siguientes valoraciones:
3. Lo siguiente es tomar decisiones sobre cada una de ellas; yo consideré que la producción y las ventas son las funciones que más valor aportan al negocio, son las funciones críticas, y por ello decidí que el empresario debe asumir en primera persona la gestión de las mismas. Con respecto a las otras dos (finanzas y recursos humanos) y teniendo en cuenta que la capacidad de cualquier empresario es limitada, consideré que lo oportuno era delegarlas o externalizarlas. Con esta decisión conseguimos que el directivo dedique su tiempo y sus esfuerzos a las funciones que realmente “soportan” la viabilidad de la compañía.
Este paso requiere alguna matización. En principio las funciones a delegar se traspasan a otros directivos competentes en la materia. Se nombraría un director financiero y otro de RR.HH. (o una misma persona que asumiera ambas funciones, si la empresa es pequeña y es viable este reparto). En caso de que siguiera haciendo falta más personal para gestionar estos departamentos, comenzaría a valorar la posibilidad de externalizar alguna tarea. Téngase en cuenta que estamos hablando de funciones NO críticas para el negocio; lo que me interesa es buscar la mejor relación de costes y no me importa demasiado sacar alguna tarea fuera de la compañía y ponerla en manos de una empresa profesional si con ello tengo la gestión que busco a un coste razonable.
4. Lo último es asumir las tareas que se requieren en cada una de las funciones. En este caso mi propuesta fue la siguiente:
En las áreas cuya gestión asume íntegramente el empresario, las tareas a desarrollar son las tradicionales: planificación, organización, dirección y control. Sobre las otras dos funciones, realmente las tareas que se delegan son la planificación, la organización y la dirección. El control lo sigue teniendo el última instancia el empresario, quien se reunirá periódicamente con quien proceda para tener conocimiento de todo cuando acontece en estas áreas funcionales.
VENTAJAS DE ESTE PLANTEAMIENTO
- El empresario tiene control de todas las áreas importantes de la empresa y además asume en primera instancia aquellas que realmente aportan valor al negocio. Se centra en lo importante y “elimina” lo superfluo.
- Tiene un cuadro de mandos bastante claro y preciso para aplicar planes de contingencia cuando sea necesario.
- No se mezclan tareas ni funciones, pudiéndose saber en todo momento cómo están desarrollados todos los apartados de la compañía. Si surgiera un problema en la producción (alta tasa de devoluciones y quejas) automáticamente se revisarían los documentos de planificación de esta función, la organización, se valorarían fallos en la dirección o se reuniría con el responsable de RR.HH. para saber si hay algún problema con el personal que explique las deficiencias detectadas. Así con todas y cada una de las alertas que se detectaran en la tarea de control de los distintos departamentos.
Confío que estas orientaciones sean útiles para reflexionar sobre cómo tiene Vd. de desarrolladas y asumidas las funciones en su negocio. No existe ninguna metodología infalible, pero cuanta más precisión y detalle apliquemos a la gestión de las organizaciones, más cerca estaremos de crear una empresa sólida y fuerte ante las contingencias que se nos presenten.
Un cordial saludo
No hay comentarios:
Publicar un comentario