HACER BIEN LAS COSAS

¡¡Qué frase tan simple y qué difícil de definir!! ¿Qué es “hacer bien las cosas”? Le doy unos segundos para pensar. (Tic, Tac, Tic, Tac…)

Para mí, hacer bien las cosas guarda relación directa con la capacidad de empatía de las personas. Sí, por extraño que pueda parecer. La empatía se entiende por la capacidad que tiene uno mismo de ponerse en el lugar de los otros y entender qué están pensando, qué están sintiendo, qué están demandando. Cuando a una persona le encargan una tarea debería usar su empatía para preguntarse…¿qué esperan realmente de mí con este trabajo? ¿qué quieren recibir exactamente? Ponerse en la mente de quien nos encarga una actividad sirve para tener un referente; hacer bien las cosas sería, ni más ni menos, que cumplir con lo que se espera que hagamos.

Pero daré un paso más. Uno puede convertirse en un trabajador apreciado y valorado si, una vez realizado el razonamiento anterior, es capaz de dar un plus más de lo que se espera de él. Ahí entraríamos ya en el campo de la excelencia. Si lo pensamos bien no parece tan difícil de conseguir. A veces no será posible, claro está, pero si trabajamos con esa premisa –tratar de entender qué esperan de mí y dar un punto más de lo que quieren- estaremos actuando en el terreno de las emociones: estaremos sorprendiendo a nuestro interlocutor con un grado de calidad superior al que él esperaba de nosotros.

El altruismo es un ejemplo de este proceder. Tenemos la tendencia a valorar las cosas por lo que cuestan, por su valor monetario. A las personas les exigimos también en función de lo que cobran por hacer una tarea, de tal modo que si una persona no cobra sabemos que no podemos exigir mucho. Cuando alguien da lo mejor de sí a cambio de nada, quienes reciben se muestran tremendamente sorprendidos y agradecidos, infinitamente agradecidos.

En la vida laboral es bueno llevar adelante esta práctica siempre que sea posible. Lo primero por uno mismo: tratar de superarse constantemente y recrearse viendo el nivel de excelencia que se puede llegar a alcanzar cuando uno trata de mejorar detalles imperceptibles produce un estado de satisfacción y bienestar que difícilmente puede ser valorado en dinero. Lo segundo por los demás: hacer las cosas bien hechas y mostrarle a los otros nuestra capacidad de trabajo, tarde o temprano tendrá repercusión en nuestro desarrollo profesional.

Pondré un ejemplo: de mí, como comercial que soy, la empresa espera que alcance unos determinados objetivos de ventas. Si soy capaz a conseguirlo, simplemente habré cumplido con lo que esperaban de mí. Pero si a mayores soy capaz a transmitir información relevante -sobre opiniones de los clientes- hacia los centros de decisión de mi compañía, estaré haciendo algo que no esperan (o, aunque lo esperen casi nadie hace) lo que me dará significación y transmitirá una percepción de trabajo bien hecho, que seguramente me reporte beneficios en el futuro (estabilidad laboral, incrementos salariales, satisfacción personal, desarrollo de carrera…)

A modo de resumen: si usted quiere hacer “bien las cosas” use su empatía para tratar de averiguar qué es lo que esperan recibir y trate de darles una pizca más de ese punto. Recuerde: hacerlo peor es decepcionar; hacer lo que quieren y esperan deja indiferente; pero hacer un poco más de lo que nos demandan es entrar en el campo de la excelencia, y esto solo puede traer beneficios a quien lo aplica.

Gracias por seguirme

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4 comentarios:

  1. Es una frase muy parecida a ser buena persona, es sencilla pero a la vez extraordinariamente complicada si nos ponemos en la piel de los demás.

    Yo sigo la premisa, como tú dices, de que las cosas bien hechas a la larga son las que perduran y si quiero cambiar un poco - bueno un poquito - el mundo, prefiero que me recuerden con una sonrisa.

    Pero.... y después del pero... viene lo más importante, he escuchado a ‘gurus’ decir que sobretodo en el mundo empresarial, si das mucho después esperarán mucho de ti, y si tu comportamiento es excelente, el excelente pasará a ser normal y siempre te exigirán el mismo nivel.

    Sinceramente, desde entonces siempre que hablo con alguien por primera vez, aparece un fantasma en mi mente, ¿estás haciendo lo correcto, de forma correcta? (para mi marca, claro), pero intento olvidar y pensar en cosas bonitas y seguir siendo yo, si soy demasiado empática, pues lo soy !!!

    Gracias por el post, me has animado la semana.

    Un saludo,
    Marga Moya.

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  2. Excelente comentario, Marga. Te puedo confesar que yo atravesé fases de dudas, exactamente igual que las tuyas. Yo pude comprobar en carne propia como se aprovechaban de mi trabajo sin ningún tipo de reconocimiento, y en ocasiones me planteé "esconder" ciertas capacidades y dedicarme a dar justo lo que esperan de mí, ni un ápice más. Lo que pasa es que cuando apliqué ese cambio me dí cuenta que yo no era el yo que llevaba dentro. Me sentí engañándome a mí mismo, realizando un trabajo inferior al que yo sabía que podía hacer, dando de mí menos de lo que podía, y eso me hacía sentirme mal conmigo mismo.

    Llegué a la conclusión de que lo más importante era mi bienestar, y me arriesgué a confiar que tarde o temprano alguien valoraría mi trabajo y me lo agradecería (sólo pedía reconocimiento y agradecimiento moral).

    Y te diré algún secreto más (ahora que nadie nos escucha). ¿Sabes dónde acabé encontrando la felicidad en mis tareas? NO en mi empresa. Lo encontré aquí, en la red. En todos vosotros, que con vuestras palabras, vuestro seguimiento y vuestras lecturas me hacéis la vida muy feliz. ¡¡Es increíble lo que mucho que puedes recibir de la gente cuando te vuelcas en compartir conocimiento!! Por todos vosotros hago lo que pone en este artículo: quiero daros mucho más de lo que esperáis recibir. Y por eso estoy aquí todos los días que puedo.

    No me enrollo más: cada uno tiene que ser como es. Haz las cosas como mejor de sientas tú y olvídate de si te las reconocen o no. Tarde o temprano tendrás tu premio. Recuerda siempre esta frase: BIENAVENTURADOS LOS QUE NADA ESPERAN PORQUE SIEMPRE SERÁN SORPRENDIDOS.

    Un abrazo, Marga. Y gracias por estar ahí.

    Joanillo

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  3. Estoy muy de acuerdo con las cosas que comentais y, de hecho, pasé una fase parecida a la que comenta Joanillo y salí tomando la misma determinación que él: que las cosas las hacía para mí y porque me gusta "fincionar" así, sin perder tiempo en darle vuelatas al asunto.

    Como habeis dicho ya muchas de las cosas que pienso, añadiré una frase que recuerdo desde hace muchos años y de la que lamento no recordar al autor:

    Baila como si nadie te viese,
    ama como si nunca te hubiesen herido
    y trabaja como si no necesitases el dinero.

    Aunque lo de bailar, por más que lo he intentado ...

    Un saludo,
    Celestino Martínez.

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  4. Está muy bien tu aportación, Celestino. Las frases del final son muy buenas.

    Nos "leemos"

    Un abrazo

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