EMPRENDER: ¿NECESIDAD O VOCACIÓN?

Mi reflexión nace tomando como ejemplo a mi tierra (Galicia), aunque supongo que lo que voy a decir es extrapolable a cualquier otro lugar. En el recientemente celebrado “día del emprendedor” pude escuchar algunos datos que me llamaron la atención por lo contradictorios que podrían resultar: de un lado, nuestra comunidad tiene uno de los índices más altos de emprendimiento, lo cual podría ser una razón para felicitarse. De otro, solo 1 de cada 4 empresas que se montan sobrevive a los 5 años; las otras 3 mueren antes de cumplir esa fecha. Si además de eso tenemos en cuenta que nuestro PIB, nuestros salarios medios, etc. están por debajo de la media nacional, mi pregunta es… ¿qué está pasando aquí? ¿cómo es que se montan tantas empresas pero no salimos del fondo del pozo, no generamos riqueza?

La primera respuesta es bastante obvia: parece que no se trata de un problema de cantidad, sino de calidad. Se montan muchas empresas pero con grandes carencias en determinados aspectos (formación, enfoque, dirección…) que al final conducen a su muerte prematura.

Pero lo siguiente que se me ocurre es preguntarme cuál es la razón verdadera de su constitución. Y aquí viene otra de las claves, extrapolable a cualquier lugar. Necesidad por emprender y vocación por emprender son dos matices muy diferentes con consecuencias también distintas. ¡¡Ojo con las razones que nos llevan a montar una empresa!! ¿Vocación o necesidad?

El “conselleiro” que abrió las jornadas cometió (desde mi punto de vista) el error de decir que “Galicia tiene uno de los índice más altos de vocación empresarial”, porque me temo que no es vocación lo que explica que se monten tantas pequeñas empresas: es la necesidad. Galicia vivió durante muchos años de un sector primario (agricultura, ganadería, pesca) que poco a poco se fue abandonando hasta quedar reducido al 50% de lo que fue. Si además tenemos en cuenta que nuestra situación geográfica condiciona mucho la instalación de grandes firmas empresariales (estamos en una esquina del país, estratégicamente muy alejados de la frontera con Europa, de Cataluña, del País Vasco, de Madrid, todos ellos grandes núcleos de potenciales consumidores), al ciudadano no le quedan muchas más opciones que emigrar o emprender por su cuenta y riesgo si quiere ganarse la vida honradamente.

Cuando uno emprende por necesidad, trata de aprender “lo necesario” para ponerse a andar. El problema es que en el mundo empresarial nunca se sabe lo suficiente: hay que seguir aprendiendo día a día, sin límite. Y esta ilusión e interés solamente se sustenta si existe una verdadera vocación por la empresa. ¡¡Ahí está la diferencia!! Los que solamente aprenden lo necesario, en unos años se ven desplazados del mercado; las sociedades evolucionan, los individuos también, y las empresas no pueden quedarse atrás. Nunca es suficiente lo que se sabe, siempre hay que incorporar nuevos conocimientos.

El emprendedor por vocación se preocupa por estar a la última en todo. ¿Cuántas empresas están alineadas con la sociedad 2.0? Es lo que nos toca vivir, y solamente unas pocas son conscientes de ello. Las otras ya comienzan a estar “fuera de juego”. En unos años pagarán las consecuencias, no lo duden. El emprendedor con vocación vive el día a día, indaga sobre el futuro, investiga nuevas tecnologías, busca nuevos mercados y nuevas aplicaciones. El emprendedor por necesidad cree que ya encontró la manera de sobrevivir y se duerme en los laureles.

Concluyo con un resumen: tenemos que fomentar la VOCACIÓN empresarial, desde las universidades, las instituciones, los foros de debate… Tenemos que conseguir que la gente encuentre placer en emprender, en gestionar sus recursos, en “parir” un bebé y hacerlo crecer. El emprendimiento “por necesidad” tiene un corto recorrido y efectos contraproducentes: ¿cuántos de los emprendedores cuyas empresas quebraron en esta crisis estarían dispuestos a volver a empezar? Muy pocos. El resto llevarán el susto en el cuerpo toda la vida y no tendrán ganas de volver a meterse en semejante aventura. Muchos son ahora aspirantes a funcionarios (seguro que conocen algún caso cercano). Y eso es un lastre para un país: si la gente pierde la fe y las ganas por emprender, el país está muerto.

Un abrazo

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7 comentarios:

  1. Hola ;-)

    Yo tengo mi trabajo de Responsable Comercial (sector Industrial) y aparte tengo dos pequeños negocios (tiendas en calle) abiertos en Barcelona.

    Uno tiene vocación y ganas, el problema viene con las dificultades para emprender, las pocas ayudas y los altos impuestos y costes que tiene mantener un negocio abierto... sé de lo que hablo...

    Y ya no cuento las dificultades para abrir una tienda comercial, los ayuntamientos ven una oportunidad para cobrar dinerillo, tanto impuestos como penalizaciones por incumplimientos de una normativa hecha para multas a los que incumplen, y hablo de luces de alarmas, accesos, puertas, cristales, bombillas, instalaciones en general, estudios técnicos, ingenieros, etc... esto para abrir una tienda de 50 m2 dónde no hay siquiera almacen... cualquier excusa es buena para abrir expediente y sancionar al comercio.

    Por no hablar del 40% de SS a pagar por trabajador... toma gasto fijo!! Cualquiera contrata!!!

    Y luego vienen las inspecciones, los rendimientos económicos a liquidar, los impuestos de sociedades, los alquileres "baratos", permisos varios, las bajas laborales subvencionadas por los médicos que no quieres problemas, los que te pasan facturas sin avisar a la alza con todo el morro, los que quieren cobrar antes de dar un servicio, los que pagabas a 30 días y ahora con la crisis quieren cobrar al contado proqué no se fian... y blablabla...

    En fin, el tema es muy largo y ya véis que este tema me ha tocado y me caliento y... jejeje ;-/

    Y luego encima tenemos que estar siempre a la última, tener visión y si hay alguna oportunidad futura, arriesga tu dinero personal ahora y si tienes beneficios ya te daremos un palo para cobrar los impuestos... Yo como trabajador por cuenta ajena no arriesgo nada, entonces ¿porqué me tengo que liar con Emprender algo? Eso es lo que se piensa en general, y con razón está el país como está.

    ¿Porqué nadie capitaliza el paro para obtener líquido de golpe y emprende? Porqué hay que arriesgar, y esta mentalidad no es la que se ha inculcado en España desde que existe la democracia, siempre se ha hablado del Estado del Bienestar, que significa "Me toco los huevos en el curro y me dedico a vivir el resto de tiempo libre"... y así está la industria española...

    ¡Y ojo! que yo soy trabajador por cuenta ajena y empresario, por lo que me encuentro en las dos caras de la realidad y tengo que lidiar con esto...

    Pues eso, suerte con los emprendedores vocacionales como yo, que la necesitamos ante la opacidad visual de los legisladores que nos ponen palos en las ruedas, hasta que nos convirtamos en un país de funcionarios como bien dices (que ya lo es... en fin...)

    Saludos a Galícia desde Barcelona, voy a estar en tus tierras en dos semanas por trabajo y siempre me gusta mucho y hay gente muy buena,

    Un saludo!

    Ramon.

    P.D.: Prometo estar más optimista en el próximo comentario ;-)

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  2. Cuando emprendes has de saber un poco de todo, y mucho de lo tuyo.

    Por otro lado, como tu dices 'has parido' el proyecto, pero la gente de tu alrededor no tiene porque vivirlo y de hecho no lo vive con la misma intensidad (no digo que no te apoyen), es decir, estás solo. Si no es vocacional, creo que todo se debe ver más complicado.


    Por mi parte, yo fomento la vocación en todos los sentidos, si es emprender, creo que puedes perder pero aprendes mucho, muchísimo...y por otro lado la sensación de libertad no te la quita nadie.

    Aperta e bo día, (espero escribirlo bien)
    Marga Moya.

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  3. Gracias a ambos por vuestros comentarios.

    Es cierto que emprender es una aventura y mucha gente tiene aversión al riesgo. Para ellos es mejor que sigan donde están: con su nómina y su tranquilidad.

    El emprendedor de vocación, en cambio, es una persona que ama las subidas de adrenalina, le gusta tener el control de las cosas, disfruta arriesgando y tomando decisiones... y no se cambiaría por un asalariado. Es cierto -como dice Ramón- que ciertos "tiburones" llamados administración y hacienda te dan bocados de vez en cuando que de quitan las ganas de seguir, pero al final, me temo que un emprendedor de vocación no sería capaz a vivir sin eso.

    Un fuerte abrazo

    Joanillo
    P.D.: este tema es muy apasionante y en próximas fechas seguiré con él.

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  4. Tanto a Marga como a Joanillo:

    Tenéis razón y me habéis hecho volver a pensar lo que llevo meses pensando... me gusta más la "adrenalina" de los negocios propios que lo otro... y además uno aprende muchísimo en el día a día... Ojalá pronto sean rentables como para ganarse la vida con ellos y continuar arriesgando vocacionalmente!!

    Lo bien que se seinte uno cuando llegas a parir algo y dá trabajo a alguien es inexplicable :-)))

    Gracias por recordarme lo que aveces no queremos ver y Saludos a tod@s!

    Ramon.

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  5. Muy bien, Ramón. Me gusta tu manera de pensar y me siento totalmente alineado contigo. Yo voy a dejar mi empresa para emprender, para que te hagas una idea de lo "emocionante" que puede llegar a ser.

    Aprovecho para anticiparos que en septiembre impartiré una conferencia que será visible on-line hablando de las razones por las que quiebran las PyMes y autónomos, en las que daré pistas para conseguir una buena gestión empresarial. ¡¡Para que disfrutemos gestionando una empresa!! en una palabra, que es algo tan bonito como alumbrar un bebé, desarrollarlo y hacerlo independiente.

    Un abrazo

    Joanillo

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  6. A mi me da un poco de miedo echar más leña al "fuego de los emprendedores". Suena bien esto de que uno aprende con los fracasos pero a veces el coste de estos fracasos es muy grande e implica a mucha gente. Estaría mucho mejor aprender antes de embarcarse en una aventura con responsabilidades importantes detrás.

    Y no digo con esto que no me parezca bien emprender. Lo que no me parece es que sea una moda y que cualquiera se meta a ello "a echar la caña" por si le sale.

    En mi trabajo convivo con muchos "emprendedores" que son, por ejemplo, buenos especialistas pero que en la gestión de un negocio, marketing, escaparatismo, tratamiento de producto o gestión de reclamaciones dejan mucho que desear.

    Creo que emprender no es cosa de adrenalina, para eso está el puenting.

    Esto no quiere decir que no haya buenos emprendedores, que tengan éxito y que sea esta la mejor fórmula para aprovechar ciertos talentos "dormidos" pero no todo el mundo vale para emprender.

    Detrás de muchos cierres hay bastante de soberbia, de inconsciencia, de pensar que lo que hacen los demás es fácil y poco de formación, de preparación, de estudio y de trabajo serio.

    También es cierto que en las estadísticas de estos cierres están mezaclados los funcionamientos de ciertas sociedades un tanto "grises" y que no podemos saber a ciencia cierta el número real de verdaderos emprendedores que salen adelante o no.

    No obstante, deseo muchísima suerte a todo el que recorra el difícil camino de emprender.

    Un saludo,
    Celestino Martínez.

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  7. Gracias por tu aportación, Celestino.

    Yo también pienso igual que tú. Emprender requiere unos conocimientos, pero también arrojo y decisión. Muchas de las empresas que cierran es por falta de lo primero, no de lo segundo. Todos tendremos ejemplos de algún amigo, familiar, que cobró una gran cantidad de dinero de un despido o de un premio y lo invirtió en un negocio. Está bien, pero no es suficiente. Luego hay que saber gestionarlo, cosa muy fácil cuando estamos en una fase económica de expansión pero harto más difícil cuando llega la recesión.

    Una crisis es como el examen de selectividad de las empresas. Se marca una nota (un 6, por ejemplo), y todas las empresas que no lleguen a ese nivel no siguen adelante: ¡¡suspendidas!! y a echar el cierre. ¿De quién es la culpa? ¿De la crisis? NO, desde luego que no. La crisis sólo marca el nivel, pero como en la selectividad, el pasar ese nivel o no depende de los conocimientos y habilidades de cada uno, de su debilidad o fortaleza como empresa.

    Emprender es cada día más difícil: las empresas son más iguales, los productos más similares...; al final, el éxito o el fracaso va a depender casi exclusivamente de la habilidad del emprendedor para gestionar su negocio. Yo estoy totalmente convencido de esto.

    Un fuerte abrazo, Celestino

    Joanillo

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