Encontrar empleo es una cuestión de empatía

Corren malos tiempos para los desempleados y muy buenos para aquellas empresas que están seleccionando personal. Los primeros tienen una competencia como nunca jamás conocieron, lo que hace que sus probabilidades de éxito se vean muy mermadas en relación a tiempos pasados. Para las empresas, por contra, tanta oferta de candidatos les permite elegir "lo mejor de lo mejor", pudiéndose permitir -encima- el lujo de no tener que desembolsar grandes salarios para dar entrada a personas muy cualificadas. Ser o no la persona finalmente elegida es, desde mi punto de vista, una simple cuestión de empatía. Hoy voy a defender con argumentos esta teoría personal.

Lo primero que debemos constatar es que las empresas son tremendamente exigentes en los procesos de criba iniciales; pueden poner los filtros que les venga en gana que siempre habrá un buen puñado de candidatos que los superen. Es lo lógico cuando estamos ante tamaña cantidad de aspirantes: la probabilidad de toparse con gente sobrecualificada que cumpla los requisitos más exigentes es muy alta, y a por ellos hay que ir. Mediante procesos de criba muy duros dejan en "fuera de juego" a los mediocres y sólo dan oportunidad a los "excelentes".

Y llegamos, por lo tanto, a la fase final para la mayoría de los procesos: la entrevista personal. Llegados a este punto la empresa ofertante del puesto tienen una cosa garantizada: tener ante sí a un buen elenco de personas que cumplen de sobra los requisitos técnicos más exigentes. ¿Por cuál de ellas optar?

Se supone que las entrevistas finales tienen como objetivo averiguar aquellas cualidades del aspirante que no se pudieron entrever en el CV. Y, siendo así, debemos dar por hecho que en el cara a cara nos van a preguntar cuestiones relacionadas con nuestras ilusiones, nuestros valores, nuestro desempeño pasado, etc. Pero a pesar de esa nueva batería de preguntas que tienen como finalidad hacer la criba final., estoy totalmente convencido que serán muy pocas las ocasiones en la que sólo uno de los candidatos destaque sobre los demás. Lo normal es que siga habiendo personas muy válidas entre todos ellos habida cuenta de la calidad de los finalistas. ¿Y entonces qué?

Pues aquí es donde entra la empatía. Si unos cuantos cumplen los requisitos técnicos solicitados y todos ellos dan muestras de estar alineados en valores e ilusiones con la empresa, la decisión final responde a la pregunta de... ¿con cuál me sentiré más cómodo a la hora de trabajar? Y tiene su lógica: nadie mete en su equipo de trabajo a personas con la que no empatiza, por muy cualificadas que esté desde el punto de vista formativo. Lo importante es que el día a día entre jefes y subordinados se convierta en algo fluido, y de ahí la importancia de dar entradas a personas con la que exista cordialidad y empatía en el trato.

Esta es mi teoría con la que usted puede estar de acuerdo o no. Si lo está, ya tiene una clave para afrontar las entrevistas de trabajo: ¡¡entérese de cuál es la empresa que le está llamando!! Y si además puede averiguar quién es la persona que le va a entrevistar, mejor que mejor. Si averiguamos cosas tan vitales como los productos de la empresa, sus valores, su filosofía de trabajo, sus logros corporativos, etc. etc. etc., tendremos muchas más probabilidades de sorprender gratamente a nuestro interlocutor y tener una conversación fluida y "empática". Y si encima somos capaces de descubrir quién nos va a entrevistar y averiguamos cosas de su pasado (usando linkedin, por ejemplo), nuestras probabilidades de éxito aumentarán una barbaridad. Mi consejo es que, cuando le llamen por teléfono para concertar la entrevista final, no dude en preguntar el nombre de la persona que va a estar frente a usted en ese proceso.

En definitiva y a modo de resumen: hacer un estudio de la "parte contraria" no sólo le compete a la empresa que busca candidatos. También los aspirantes deben, en la medida de lo posible, dedicar una buena parte del tiempo a descubrir cosas sobre la empresa ofertante del puesto y de la persona que le podría entrevistar. Si se cumple mi teoría de que la decisión final será una cuestión de empatía entre ambas partes (dada la igualdad técnica de todos los aspirantes), sus probabilidades de ser seleccionado pueden aumentar considerablemente si sabe usar en su favor la información recabada con anterioridad.

Un cordial saludo y mucho éxito en la tarea.

3 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo con lo que publicas, es más yo estoy totalmente convencido de que en las "últimas entrevistas" es realmente lo que decide.

    Por eso también es muy importante hacer tu trabajo y estudiar la empresa a la que vas a ir o incluso quién te va a entrevistar.

    Aquí yo pondría en juego la "inteligencia social" entendida como la habilidad de ser capaz de ponerte a la altura de cualquier persona y "empatizar" con él.

    Por ejemplo, sí sabes que te va a entrevistar un "hueso duro de roer" (que aún existen) también tienes que tratar de "empatizar" con ese entrevistador, porque sí obtienes el puesto de trabajo, probablemente no tengas que volver a tratar con él. Y a lo mejor sí te dejas llevar por otros pensamientos o actitudes has perdido una buena ocasión de encontrar trabajo.

    Un saludo.

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  2. Totalmente de acuerdo con tu comentario, Carlos. Y muy interesante el concepto de "inteligencia social".

    Muchas gracias por tu aportación y un abrazo

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  3. Aliado contigo en todo lo escrito y destacando tu buena definición, como enfrentarte a tu entrevistador, por que a día de hoy todo el mundo se hace la pregunta: ¿quién me va a entrevistar?
    Gracias, saludos.

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