Conducir en las redes sociales

Vamos a imaginarnos la siguiente situación: ninguno de nosotros tenemos coche porque este medio de transporte acaba de aparecer hace poco y, además, existen miles en el mercado a nuestra disposición y a precios asequibles. ¿Qué sucedería?

Que prácticamente todos nosotros nos lanzaríamos a por uno. ¿A quién no le gustaría tenerlo? Pero habría dos maneras de comportarse desde ese momento:
  • a) Meterse en el flamante coche y comenzar a tocar todas las palancas: el interruptor de las intermitentes, la palanca del cambio, pisar el embrague, el freno, girar el volante, pulsar el elevalunas, encender la radio…; podríamos echarnos ahí una semana entera, tocando todos los artilugios, pero el coche no se movería. Al final nos aburriríamos y saldríamos de él diciendo que es una pérdida de tiempo y que no vale para nada.
  • b) Aprender a conducir.- En este caso, nuestra actuación consiste en conocer el funcionamiento de todos los artilugios mencionados anteriormente y saber coordinar las distintas piezas para alcanzar un objetivo: llegar a donde nos propongamos. De este modo, sabríamos cuáles hay que pulsar para movernos y cuáles no (el elevalunas no es necesario para avanzar y, por lo tanto, no lo tendríamos que tocar) y además lo haríamos de modo lógico y coordinado: encendemos el motor con la marcha en punto muerto, pisamos el embrague, engranamos la primera, quitamos el freno de mano…
Esta larga introducción me sirve para contar lo que estoy percibiendo en la Social Media: todo el mundo quiere el coche pero muy pocos se aplican en aprender a conducirlo. La mayoría de las pequeñas empresas (y algunas de las grandes) se dedican a entretenerse tocando palancas sin saber a dónde quieren ir ni la manera de hacerlo avanzar.

Con motivo del reciente curso que impartí sobre “Redes sociales para el comercio”, hice una profunda búsqueda en internet de establecimientos comerciales al objeto de llevar ejemplos reales. Mi sorpresa fue ver que son muy pocos los que saben realmente usar facebook (en este caso) para  “moverse”. La mayoría están pasando el rato, usando los muros para poner en ellos publicaciones absurdas, cotilleos, fotografías personales de sus familiares…, es decir, contenido sin valor para el potencial cliente. Pueden echarse así 20 años que el coche nunca se moverá. ¡¡Están tocando palancas!!

Llegará un día en que se cansen de dedicar tiempo a esta actividad y la manden al “carajo”, hartos de ver como consumen su tiempo sin aparente rentabilidad. Cuando llegue ese día rajarán contra la Social Media, contra el coche: “no vale para nada”, “es un come-cocos”, “es una burbuja”…

Pues no será así; el problema es que se metieron en el coche porque estaba de moda y sin preocuparse de aprender a conducirlo. Solamente estuvieron tocando los artilugios y, claro, así el vehículo no se mueve. ¿Tenían en mente el destino al que querían llegar? ¿Sabían cuáles de todos esos elementos disponibles son los que hay que usar para moverse? ¿Saben coordinar el movimiento de las distintas palancas, de modo lógico y coherente? La respuesta para muchas empresas es… NO.

Y entonces… ¿qué esperaban que sucediera? Dejo ahí la duda y finalizo el artículo no sin antes hacer una lamentación: es una pena comprobar cómo afloran “autoescuelas” de la Social Media que sólo enseñan a los clientes a tocar palancas y no a conducir. ¡¡Esto también es una desgracia y una tomadura de pelo para los incautos clientes que les caen en las manos!! Como decían en la tele, busque, compare y póngase en manos que personas acreditadas y con ciertos conocimientos de marketing. Por la red hay muchos, pero hay que saber encontrarlos.

Un abrazo
Firma SBS

3 comentarios:

  1. Muy buena la comparación Juan José. Visual y sencillita.
    Y esto mismo pasa con otras muchas disciplinas. Curiosamente, es muy habitual, cuando un cliente te dice que quiere estar en las redes sociales, no tiene respuesta a la primera pregunta que a mi juicio hay que hacer... ¿objetivo? Es decir, el destino al que nos queremos mover. La respuesta suele ser vender más. A esto añaden, quiero vender más, y lo quiero mañana.
    Al final creo que a todos nos toca comenzar con una labor de formación a nuestros clientes importante, que, poco a poco, te van entendiendo, pero cuesta...
    Un cordial saludo,
    Pepe

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  2. Gracias por tus palabras y tu aportación, Pepe. La idea final que quería trasladar es que el coche SI FUNCIONA. El fallo está en quien lo intenta conducir, que en la mayoría de los casos no sabe como hacerlo. Se pierde entre tanta palanca y tampoco se preocupa de ir a la "autoescuela".

    Un abrazo

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  3. Buenísima la analogía (como siempre).
    Voy a continuar utilizándola para arriesgar un poco más y decir que hay algunos que no sólo es que no sepan adónde ir con ese nuevo artilugio (el "coche"), sino que ni siquiera saben para qué sirve!!!
    Y es normal que algunos no lo sepan, y que, aún así, trasteen y curioseen con él: porque ¡es algo nuevo! (y el ser humano es curioso por naturaleza).
    Lo cual me lleva a la conclusión de que hay una necesidad enorme de información, sensibilización y formación.

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