LO MÍO ES MÍO Y LO TUYO ES DE TODOS

Hoy me topé con una de esas frases “de sentido común” que, cuando las escuchamos desde fuera, nos damos cuenta del poder que tienen y lo poco que las tenemos presentes:

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Si lo pensamos bien, realmente ahí está el origen de las empresas: las personas descubrieron que asociarse suele reportar más beneficios que “ir por libre”, y por ello comenzaron a organizarse para producir bienes y servicios que no podrían conseguir si cada uno tuviera que fabricarlos por sí mismo, y obtener un beneficio económico que tampoco podrían conseguir sin asociarse con otras personas y “cambiar” sus mañas por una remuneración.

El problema es que pronto uno se olvida de esto y, al perder la referencia del porqué trabaja en el seno de una organización, comienza a tomar decisiones que atentan contra los demás miembros: contra sus compañeros y contra sus superiores, incluyendo al empresario. ¡¡OJO!!: los empresarios no son excepciones. Muchos también olvidan que contrataron a los empleados porque son necesarios e imprescindibles para conseguir el objetivo que persiguen, o sea, que la asociación con otras personas les sale mejor que la individualidad.

Para mí siempre fue un ¿misterio? saber porqué hay tantos conflictos dentro de algunas compañías; estos problemas suelen aparecer porque alguien olvida que la empresas solo tienen sentido con el empuje que cada uno pueda hacer desde la posición ocupada (para eso fue contratado, ¿no?) y, en lugar de tirar del carro, se pone en contra de los que arriman el hombro como si con ello fuera a conseguir mayores beneficios. Insisto: en este saco meto también al empresario, que no en pocas ocasiones es el que genera los conflictos al ponerse en contra de los trabajadores y negarles los beneficios por el esfuerzo que hacen.

En fin, que las cosas se complican. Donde había una organización nacida por el interés de todos los que están en ella -a sabiendas que de este modo les va mejor a todos-, algunos elementos comienzan a ir por su cuenta y a enfrentarse a sus colegas o a los jefes. Ya no les preocupa el bien común: les preocupa el bien propio. La cuestión es: ¿por qué siguen dentro de la empresa? ¿No se acuerdan que las empresas nacen porque “las personas buscan el beneficio de trabajar juntas”, como dice la susodicha frase, y que ellos antes eran una de esas personas?

Supongo que la respuesta hay que buscarla en las miserias de la condición humana: el egoísmo, la soberbia, la avaricia. Cuando estos valores prevalecen sobre la solidaridad, el compañerismo y la generosidad, las cosas se tornan complicadas: uno defiende unas cosas dentro de una organización que sólo tiene sentido con las otras. ¿Se pararon alguna vez a pensarlo?

Hoy me apetecía traer esta reflexión a sus mentes. Para que ustedes no me acusen de pro-empresario remarcaré que en mi crítica hacia los comportamientos egoístas pretendo incluir tanto los empresarios como los empleados: para mí es igual de absurdo este planteamiento conflictivo provenga de quien provenga, y lo que más lamento es que en el seno de muchas empresas no haya una comunicación fluida entre las partes que les recuerde cada cierto tiempo que todos buscaron estar ahí porque creían que así obtendrían más beneficios particulares. El que luego haya cambiado de opinión, lo mejor que puede hacer es salir por la misma puerta que entró, dejando a los restantes “vivir en paz y armonía”, que era la razón de ser de su decisión de asociarse.

Un fuerte abrazo

Firma Identia

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4 comentarios:

  1. Lo que sucede a veces es que una vez que el individuo se "establece" en esa sociedad que es la empresa, empieza a buscar su propio beneficio olvidándose de que entró ahí para lograr el bien de la organización.

    Si en una empresa en particular se fomentan las individualidades, por ejemplo porque se hace competir a los empleados entre sí -como explicaste en un artículo anterior- pues los conflictos se generalizan.

    Un saludo,

    M. Cristina Cortés
    http://blognegociosdinero.com

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  2. Caramba, Cristina. Me acabas de dejar boquiabierto: fuiste capaz a resumir en un párrafo y de modo excelente lo que a mí me llevó un artículo completo. Muy buena tu síntesis: concisa y precisa.

    Un abrazo

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  3. Hola Joanillo,

    Creo que es un problema de cultura, quiero mucho a este país, pero no sabemos trabajar en grupo, ni en equipo ...esto ya sé que me lo e-oyes decir continuamente, pero dicen que la información ha de ser redundante para que impacte en el oyente, y no me voy a cansar de decirlo, en otros países el trabajar en equipo es algo que se ‘mama’ desde que nacen, aquí en nuestra cultura tenemos otros capacidades pero no esta.

    Para nosotros todavía la ‘información’ es poder (cosa cierta en entornos concretos, pero me refiero a la información universal) y nos pasamos la vida ocultándola al compañero y haciendo ideas nuestras cuando son de otros, insisto no digo que no tenemos cosas buenas.

    Hemos de entender algo que en los países más avanzados ya han entendido: ahora el ‘conocimiento’ es poder y profundizar más en este tema, como dice Roberto Carballo, ‘...el que nos acaba salvando al final es el otro..’ refiriéndose a un autor muy conocido que ahora no recuerdo.

    Un abrazo,

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  4. Sí, Marga. Tenemos muchos prejuicios contra los demás y eso nos lastra las relaciones, incluyendo las laborales. Nos puede la desconfianza y el egoismo, malos mimbres para hacer un buen cesto. La cuestión es... ¿qué podemos hacer para cambiarlo?

    Hoy tuve una conversación con una chica que se dedica a recursos humanos y me dijo una cuestión muy interesante para reflexionar: las redes sociales están permitiendo que las personas muestren valores que antes no enseñaban: compartir información, aportar valor, ser altruista... Quizá algo esté empezando a cambiar. Quizá.

    Un abrazo

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