Mi artículo de hoy nace por sugerencia de Domingo Rey Peteiro (Sinapsys Business Solutions), un buen amigo que recientemente impartió una conferencia sobre Gestión del Conocimiento para la Fundación de Empresarios de la Rioja.
Veamos; todo el mundo habla de que vivimos en la era de la información, pero yo me pregunto: ¿también del conocimiento? En las empresas en las que trabajé el flujo de información era bestial: los vendedores emitíamos un raport diario con nuestra actividad comercial indicando a qué clientes habíamos visitado, de qué productos habíamos hablado, el material entregado, los gastos soportados… Multiplique usted esto por 400 delegados comerciales. A su vez, cada uno de nosotros recibíamos de la central docenas de e-mails diarios con información diversa (proveniente del departamento de marketing, de recursos humanos, de nuestro gerente de ventas…), recibíamos densos listados con los resultados (ventas por producto, acumulado anual, tam, competencia, mercado…), información sobre estrategias, sobre procedimientos, información, información, información…
¿Y qué pasa con el conocimiento? El conocimiento se construye a partir de esa información y consiste en la aplicación de las conclusiones que de ella se deriva. Dicho de modo más simple, el conocimiento es la relación causa-efecto que establecemos entre nuestras acciones y los datos que registramos.
¿Estamos las personas “educadas” para construir conocimiento? Y lo que es peor, ¿están las empresas preparadas para gestionarlo? Al margen del ingente flujo de datos arriba mencionado, ¿cuál es el conocimiento que se extrae de todo ello? ¿Quién lo hace?
Solamente unas pocas personas tienen el talento suficiente para discernir “el grano de la paja” y transformar la información en conocimiento útil. Diré más: la mayoría de las empresas “destrozan” mucho conocimiento emanado del personal que está en contacto con los clientes y lo transforman en información que no vale para nada. ¿De qué sirve saber a quién se visita todos los días? Eso es información. El conocimiento es saber porqué algunas de esas visitas se convierten en ventas y otras no. Y ese conocimiento lo tiene el vendedor, pero nadie se preocupa por aprovecharlo. Lo que se hace es transformarlo en datos y ya está. ¡¡Cómo si eso sirviera de mucho!!
Pero voy más allá. No solo hay que reconocer ese conocimiento en quien lo posea. Hay que “extraerlo” y “sistematizarlo” en beneficio de la organización. Por sistematizar entendemos recabar el conocimiento que subyace en el interior de las personas que lo poseen y “reglarlo”, dejarlo en poder de la organización y distribuirlo entre el resto de integrantes, para conseguir con ello que la organización evolucione. Lo que es imperdonable es que haya personas que tengan mucho conocimiento sobre como desempeñar de modo óptimo cierta tarea y un buen día ese trabajador se cambie de organización llevándose consigo todo ese “valor” para la competencia. Ahí es donde reside buena parte de la pérdida de competitividad. No saber gestionar el conocimiento de las organizaciones es abocarlas a una muerte segura.
Sigo con la pregunta: ¿están las empresas concienciadas de la capital importancia de este asunto? La competitividad del futuro vendrá de la mano de los RR.HH., de su talento y de su conocimiento. El resto de recursos pierden interés por ser más fácilmente copiables o replicables. Los intangibles no con tanta facilidad. Y el recurso intangible más valioso en cualquier organización es el conocimiento.
Finalizaré con una conclusión demoledora:
Por lo tanto: no malgaste tanto tiempo y dinero “comprando” información y preocúpese de educar a los empleados en construir conocimiento. Detéctelo allí donde aflore, recójalo, gestiónelo y disemínelo entre quienes puedan aplicarlo.
El conocimiento es la mayor fuente de competitividad de la empresa actual, inmersa en un entorno turbulento y cambiante. Me temo que en las compañías actuales hay muy poca “gestión del conocimiento” y excesiva “gestión del desconocimiento”
Un abrazo
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Y yo me temo que en cuanto a la gestión del conocimiento el mundo de la empresa no es más que un reflejo de la sociedad. Desde la aparición de Internet tenemos mucha información. Cualquier puede acceder a volúmenes incalculables de información. Pero, ¿tenemos más conocimiento? Yo creo que no:
ResponderEliminar1º porque como tú señalas no nos molestamos (o la inmensa mayoría no se molesta) en transformar la información en conocimiento.
2º Porque el exceso de información es contraproducente. Se ha de filtrar y darle contenido.
Y en la empresa igual. Alguien debe filtrar y dar contenido a la información para convertirla en conocimiento que forme parte del patrimonio de la empresa y no se marche con el empleado.
Muchas compañías lo hacen. Por ejemplo, las que aplican 6 Sigma. Lamentablemente suelen ser las grandes, que son las que tienen recursos para invertir en esta materia.
Amigo Juan
ResponderEliminarMuchas gracias por la publicación y la referencia
Estoy de acuerdo en todo lo que afirmas. Sólo añadiría ejemplos de las resistencias al cambio y al desarrollo de las personas en las empresas. Las culturas y estructuras están pensadas para proteger el status quo de los directivos. En cuanto alguien destaca en una organización, se convierte en una amenaza para los "jefes". El conocimiento no florece en los organigramas... Así, la información se atesora porque es poder, las personas llegan a su nivel más alto de incompetencia en las organizaciones y las personas pierden la ilusión que tuvieron cuando entraron en la empresa (se socializan y dejan de ver los problemas como oportunidades de mejora, para verlos como asuntos a tapar)
Un abrazo
Hola Joanillo,
ResponderEliminarRecuerdo que cuando empecé a trabajar en empresa oía mucho la frase: 'La información es poder', no sé si era cierto pero no la comparto, puede que en según que entornos sea cierto, si esta información nos permite adelantarnos a otros competidores.
Si tuviese que sustituir la frase sería 'el conocimiento es poder' y a veces no interesa que un 'recurso' se pueda hacer 'imprescindible', creo que es un error de todos... el conocimiento se debería compartir, pero en este sentido queda mucho mucho camino por andar.
Un abrazo,
Marga Moya
Hola a los tres (Cristina, Domingo, Marga):
ResponderEliminarno sabéis lo que me fastidia estar de acuerdo con vosotros. ¡¡Así no vamos a ningún lado!! (je je).
Bromas aparte, cada uno en su intervención deja caer puntos muy interesantes. Cristina dice que tiene que haber alguien en las organizaciones que filtre tanta información y la convierta en conocimiento. ¡¡Indiscutible!! La cuestión es: ¿quién está educado, entrenado y contratado para hacerlo? Porque yo hasta ahora veo que esta función la delegan en los empleados (a quienes saturan de datos) con la esperanza de que ellos puedan de modo innato sacar conclusiones. ¿Será necesario crear formación específica para abordar esta crucial tarea?
Domingo añade otra cuestión muy importante: el interés que se tiene en ocasiones de que no haya demasiado conocimiento en ciertas personas, no sea que medren y suponga una amenaza para la organización. ¡¡Otra vez la cutre condición humana a relucir!! Con tal de proteger el estatus quo, una persona es capaz de emprender acciones perjudiciales para la organización (bloquear el afloramiento de conocimiento, en este caso) y para el resto de integrantes por extensión.
Y Marga, finalmente, resalta la importancia de compartir el conocimiento. Ahí reside el poder de las organizaciones, Marga. La capacidad de aprender de quien sabe (cualquier empleado en su posición, la que sea), integrar ese conocimiento y compartirlo con el resto. Sumar, sumar, sumar. Cada uno aporta su granito de conocimiento y entre todos construimos un granero. ¿Cuántas empresas conocéis que tengan esto tan claro? Yo, ninguna.
Un abrazo a todos y gracias por vuestra participación
Respondiendo a tu pregunta "¿quién está educado, entrenado y contratado para filtrar y convertir la información en conocimiento?" como ya dejé caer en mi comentario, los 6 Sigma (Six sigma). Es una metodología de análisis de los procesos de una empresa para reducir la variabilidad de los mismos. Es decir, optimizar procesos. Es muy común en empresas de ingeniería, no en vano fue desarrollada por un ingeniero de Motorola. Pero actualmente se aplica a todos los sectores. Yo tuve acceso a Six Sigma en una empresa financiera en la que todos los departamentos se beneficiaban.Y lo mejor es que esa optimización de procesos se traduce en ahorro de costes, tiempo y esfuerzos.
ResponderEliminarNo quiero aburrir a nadie. Para mí es un tema apasionante.
Un saludo,