En algunas ocasiones ya publiqué en este lugar artículos relacionados con el trabajo en equipo. En líneas generales, mantuve que esta metodología debe ser entendida como una herramienta más a disposición del directivo para la toma de decisiones. Traté de enfriar un poco la euforia que existe sobre este método, que según lo expuesto en algunos foro pareciera la solución magistral para cualquier problema.
Hoy sin embargo voy a darle “una palmadita en la espalda” a la herramienta y hablaré de la utilidad que podemos sacarle en algunas situaciones concretas. Vamos a ello
Dentro del ámbito de decisión de un directivo podríamos hacer una segmentación de sus problemas cotidianos en dos grupos: muy relevantes y poco relevantes. Así, hablaríamos de decisiones de alta implicación para aquellos casos cuyo error en la resolución podría traer serias consecuencias, mientras que en el caso de las decisiones de baja implicación la trascendencia de un error es pequeña.
De todos es conocido que dentro de las ventajas que tiene el trabajo en equipo están las siguientes: permite mejorar las relaciones interpersonales entre miembros de una misma organización, fomenta la comunicación, promueve el diálogo y permite compartir conocimiento gracias a lo cual unos se enriquecen con las aportaciones de otros. Serían algunas de las ventajas, aunque a poco que pensemos seguro que se nos ocurren más.
Pues bien, si esto es así ¿por qué no aprovechamos el trabajo en equipo para explotar al máximo estos beneficios? En el día a día de un directivo se producen infinidad de decisiones de baja implicación que él mismo suele resolver sin mayor problema. No sería una mala práctica elegir de vez en cuando algunas de estas pequeñas cuestiones para fomentar la unión del personal. Son decisiones en las que no se pone mucho en juego si no se atina con la mejor alternativa y que pueden ser una buena excusa para sacar los beneficios interpersonales arriba expuestos. Obviamente no se trata de juntar al equipo para que decidan cuestiones tan simples como elegir un restaurante para la comida de Navidad (podría acarrear efectos contraproducentes) sino de trasladarle otras cuestiones a medio camino entre estas “simplezas” y el resto de decisiones de más trascendencia en las que sí se juega algo serio.
Hablemos de las consecuencias de delegar estas decisiones en un equipo de colaboradores:
- Los integrantes se sentirán valorados como personas al notar que sus opiniones son tomadas en consideración.
- Se consigue romper el aislamiento entre personas, fomentando la comunicación y el intercambio de puntos de vista.
- Desde el prima del empresario no se asume gran riesgo delegando las decisiones en los subordinados: ¿qué más da si la propuesta de resolución es más o menos acertada? Es decisiones de baja implicación este matiz pierde importancia y se ve compensado por lo importante que puede llegar a ser hacer trabajar juntos a los empleados y que noten que sus propuestas tienen valor para la organización.
Mi consejo de hoy es el siguiente: de vez en cuando no estaría de más ir delegando este tipo de resoluciones en equipos de trabajo para que vayan avanzando en su integración, aprendiendo a resolver, a coordinarse, a resolver sus conflictos, etc. A medida que fuera medrando el espíritu de equipo y se fuera adquiriendo más madurez, cada vez se podrían delegar cuestiones más trascendentes hasta lograr un equipo “autónomo” con una buena capacidad de afrontar decisiones complejas de modo eficaz y rápido. Sería un buen entrenamiento al que le podría sacar mucho provecho si se sabe hacerlo bien.
Desde aquí les animo a intentarlo.
Un abrazo
Hola, soy yo de nuevo Juan A. llevo desde el año 93, trabajando en dirección de equipos, desde 6 personas hasta 110, y con este articulo las clavao, lo malo de esto es que muchos de los llamados lideres creen que delegando pierden autoridad, y que equivocados están, no hay nada como demostrar seguridad primero en uno mismo, y después en el equipo, hacerlos participes de todo, y que se involucre.
ResponderEliminarTe podría contar muchas anécdotas, y situaciones que se han dado, pero tendría para un libro, y te pudo decir que yo me considero un buen líder, no porque lo diga y me lo crea yo, si no porque te lo reconozcan los demás.
Siempre he dicho que yo puedo encontrarme con cualquier persona en la calle que haya formado equipo conmigo, y he podido ir con la cabeza alta, y un cordial saludo y charla fuera del trabajo, esto lo digo porque hay personas que han dirigido equipos y se cambian de acera por vergüenza, eso si que es triste, ejercer autoridad en la empresa, y esconderte en la calle.
Bueno no me enrrollo más, cualquier cosa a tu disposición, me gustan tus ideas.
Un Saludo, si quieres me puedes invitar o agregar en linkedln.
Gracias Juan. Me alegra que una persona que ejerce el rol de lider refrende mis palabras, nacidas del sentido común. Enhorabuena por tu papel y a ver si eres capaz a desarrollar más personas con esa mentalidad. En España vamos muy necesitados de líderes (reales)
ResponderEliminarUn abrazo
P.D.: no sé si te localizaré por los apellidos, pero voy a intentarlo. Sino, mándame tú la invitación de linkedin y nos agregamos.