SIMILITUDES ENTRE DIRIGIR Y PEREGRINAR

Hoy quiero repasar algunos conceptos de la dirección de empresa que son bastante obvios pero que por dejadez o por descuido olvidamos al poco de haberlos aprendido. Para mi disertación usaré la comparación entre un peregrino y un empresario.

Un peregrino.- establece un punto de salida y otro de llegada. Estudia la ruta y valora la mejor manera de llegar hasta el destino. Fija unos plazos y diseña un recorrido.

Un empresario.- debería hacer exactamente lo mismo. Saber en dónde está (qué producto tiene, cuales son sus ventajas frente a los competidores, qué tipología de cliente es la más propensa a la compra…) y hacia dónde se dirige (que beneficios pretende conseguir, cual es la misión de la empresa –crecer, liderar el segmento, etc.) Debe tener unos plazos preestablecidos y una estrategia que le lleve a su destino. Parece de sentido común, ¿verdad?, pero pensemos un poco. ¿Cuántos pequeños empresarios fundaron una empresa en su día basándose en una ilusión pero sin establecer cuál era su objetivo, su meta? Es más… ¿cuántos empresarios no conocen con exactitud en qué segmento están y cuáles son las ventajas competitivas en las que basar su negocio? ¿Cuántos empresarios no tienen más meta que la que les depare el destino (sobrevivir año tras año)?

Un peregrino.- sólo podrá recorrer su camino si sus funciones vitales funcionan correctamente. ¿Cuáles son esas funciones? Entre otras, respirar, comer, beber…

Una empresa.- también tiene funciones vitales que no deben ser descuidadas. La básica es la producción, comparable con la respiración del peregrino. Sin respiración no hay vida, y sin producto no hay empresa. Esto es obvio. Otra función vital es la de marketing/ventas, comparable con el beber. Un peregrino puede aguantar un corto tiempo sin ingerir líquidos, pero al final tendrá que hacerlo si quiere sobrevivir. Una empresa también necesita desarrollar la función de ventas porque de nada sirve tener el mejor producto del mundo si los clientes no lo conocen adecuadamente o si no lo hace valer frente a los competidores. Aguantará algún tiempo, pero al final, sin venta, morirá. Justo igual que el peregrino. Otra función clave tiene que ver con los recursos humanos, de cuya buena o mala gestión dependerá la productividad de la compañía. Es como la comida: una buena alimentación garantiza una vida sana, mientras que una alimentación mala conduce a diversos y persistentes problemas. El peregrino no debe descuidar su ingesta si quiere evitarse problemas, y lo mismo le sucede a la empresa con la gestión de los recursos humanos. Una mala gestión traerá serios problemas, tarde o temprano.

En fin, por no extenderme más resumiré lo que quiero transmitir con este mensaje. Mi intención es hacer ver al empresario que hay una serie de cuestiones que son vitales para el éxito de su organización: saber en donde está, a dónde se dirige, cómo realizar ese camino del mejor modo posible y qué funciones son vitales para la supervivencia de la compañía durante su travesía. Simplemente con descuidar alguna de estas facetas estaremos debilitando seriamente la organización, dejándola a merced de “las inclemencias del tiempo” (por ejemplo, las crisis). ¿Se entiende ahora la analogía entre una empresa y un peregrino?

Un cordial saludo

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