Cuando el capitán de un barco descubre con pavor que su nave está encallada en la arena, la desesperación y el bloqueo mental provocan en muchas ocasiones que no se vea capaz de solucionar el problema. Una cosa juega a su favor: la marea sube y baja cada seis horas. En este estado de pesimismo y desesperanza, la solución más cómoda es cruzarse de brazos y dejar que sea la marea la que reflote el barco y lo devuelva a alta mar. No se equivoca: ¡¡eso será lo que sucederá!!
Este tipo de actitud, aunque sea pasiva, conduce al resultado esperado. Pero hay un tremendo error: el patrón acaba de confiar la suerte de su nave a un agente externo, delegando en la marea una responsabilidad que le compete a él. Y la marea, no lo olvidemos, tan pronto sube como baja: del mismo modo que en esos momentos sacó al barco a flote, cuando cambie su dirección lo volverá a encallar.
La lectura de este mensaje es bastante clara; sólo hay que sustituir determinadas palabras (marea=crisis; barco=empresa; capitán=directivo) y ya tenemos la solución. La similitud con el management es clarísima; cuando una crisis se prolonga en el tiempo, los responsables de las empresas encalladas tienen a caer en la desesperanza y el desánimo. A veces solamente ven factible quedarse cruzados de brazos en espera de que pase la crisis, de que se retome la senda del crecimiento y que la época de bonanza que siempre sigue a una crisis (como la marea alta sigue a la marea baja) saque a la empresa a flote, la desencalle.
El error de ese directivo es exactamente el mismo que el del capitán; en efecto la época de vacas gordas volverá a traer ingresos a las empresas y todas saldrán a flote, pero... ¿quién tiene el control de la empresa? Una compañía a merced del mercado, tan pronto recibe ingresos como vuelve a encallar. Se moverá en la dirección que decida el mercado.
En mi conferencia de mañana día 16 (será colgado un link en este blog para verla en diferido) quiero transmitir el mensaje de que USTEDES siguen teniendo el control. Es un mensaje de esperanza para aquellos "patrones" que piensan que lo único que pueden hacer es esperar a que cambie la marea. NO, por favor. No se olviden que el capitán puede dar órdenes para que se reacomoden los pertrechos de la despensa, para que aligeren el peso del barco. Todo ello ayudará a la flotabilidad. El empresario puede también "recolocar" sus cosas, aligerar lastre y prepararse para cuando se recobre la flotación.
Precisamente mi conferencia orientará sobre qué significa "recolocar" las cosas y aligerar lastre (que no se entienda con acometer despidos, por favor).
No sé si el contenido de la sesión será de su agrado o no. Llevo tiempo trabajando duro para conseguirlo, pero con que simplemente uno de ustedes recobre el optimismo y asuma nuevamente el control de su compañía, el esfuerzo habrá valido la pena. Ese es mi objetivo: que vean que, a pesar de todo el pesimismo que reina, de lo negativas que se ven las cosas, de lo duro que parece el porvenir... USTEDES SIGUEN SIENDO LOS CAPITANES DE SU BARCO. Nadie les quitó todavía esa tarea tan apasionante.
RETOMEN EL CONTROL y prepárense para gobernar el timón: ¡¡la marea cambiará y ustedes decidirán el rumbo que quieren tomar!! Solamente ustedes.
Un fuerte abrazo
La metáfora del barco encallado es un claro exponente de lo que viene ocurriendo en este país desde tiempos inmemoriales. Es precisamente este cambio de actitud, el que pretendo transmitir en el mensaje hacia el emprendedor, y sobre todo hacia el empresario que se encuentra mentalmente encallado por el escaso calado de sus ideas.
ResponderEliminarMi agradecimiento por este mensaje que nos trasmites Juan José, y que espero llegue a muchos otros.
Un saludo,
Juan Carlos Moreno
Pues ya somos dos, Juan Carlos. Me refiero a la hora de transmitir ese cambio de actitud. Desde este blog intento poner mi granito de arena para que la gente vea que no está todo perdido, que si se ponen a la tarea con ilusión y con esperanza, son capaces de volver a dirigir sus naves por si mismos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
JJ
Muy buen post! No he podido ver aún la conferencia, pero la metáfora es realmente buena. El desánimo y el desconcierto solamente hacen que el río siga más revuelto y yo siempre soy de las que pienso aquello de "A río revuelto ganancia de pescadores" Hay que coger el timón bien fuerte o amarrarse al barco sin temer a que las sirenas nos atraigan con sus cantos y sean solo falsas esperanzas de un porvenir mejor... mientras llega ese porvenir debemos ser fuertes como el junco, flexible y rígido a la vez, que se amolda a los cambios del viento y persiste tras la tormenta.
ResponderEliminarActitud + Aptitud nos harán remontar!!
Un saludo
ADRG