CAMBIO Y CORTO

Una de las frases más cansinas que escuché a largo de mi trayectoria profesional era aquella de… “hay que adaptarse al cambio”. Por repetitiva, uno queda inmunizado ante ella y ya prácticamente no le afecta: “¿Qué cambio? ¿El mismo que ya me constaste el trimestre pasado? ¿Cuándo va a venir ese cambio del que hablamos reunión tras reunión?  Ufff, que cantinela más soporífera”

Hoy voy a dar otras dos visiones diferentes de este fenómeno que algunos llaman adaptarse a las “turbulencias” del mercado.

- La primera.- ¿por qué no generamos nosotros el cambio en lugar de adaptarnos a él? Esa aparente buena intención de adaptarse a las circunstancias queda en entredicho si observamos que se trata de una actitud “pasiva”. Primero el cambio, luego nosotros. No estaría de más darle la vuelta a la tortilla y ser nosotros, como directivos y personas con responsabilidad que somos, quienes nos estrujemos el coco tratando de “mover” nuestra posición, de jugar nuestras cartas. La idea sería: ¡¡no nos adaptemos al cambio, seamos los promotores de él!!

¿Qué tal la idea? ¿Qué pequeñas cosas puedes hacer tú desde tu posición que generen una transformación en el día a día de tu empresa? ¿Por qué no las hacemos y esperamos pasivamente que otros marquen el camino?

- La segunda.- las empresas no pueden moverse al ritmo del cambio. Si lo hicieran estarían constantemente desorientadas. En un mundo tan acelerado, en donde parece que las cosas cambian cada 3 años, las empresas deben tener un poco de calma y valorar cuando conviene “reinventarse” y cuando, simplemente, hay que integrar pequeños cambios en la compañía sin que ello equivalga a dar un ”golpe de timón”. Los cambios nos afectan, qué duda cabe, pero no por ello hay que estar modificando las estrategias cada 10 minutos. Es como mirar al cielo lleno de nubes. Sabemos que algunas descargarán un chaparrón y debemos tener previsto un paraguas (localizado y dispuesto para ser usado). Pero otras nubes nos pasarán por encima y no nos mojarán. Una empresa que intente escapar de la nubes tiene que estar constantemente en movimiento, ora para aquí, ora para allá. Es un esfuerzo absurdo, máxime cuando sabemos que no todas las nubes descargarán agua. De tanto movimiento, de tanto vaivén, lo más probable que suceda es que la empresa pierda su sitio en el mercado, no sepa donde está ni a donde se dirige. Pierde su “esencia”, su personalidad y su razón de ser. Está a todo y a nada al mismo tiempo. Esa obsesión por adaptarse al cambio no le conduce a ningún sitio. Respiremos, tomemos aire y valoremos cuántos de los cambios previsibles que se avecinan nos afectarán realmente. Integremos los cambios paulatinamente, progresivamente, sin grandes revoluciones. Paz y amor, que decían los hippies.

De estas dos opciones de gestión del cambio, yo me quedo con la primera. En nuestro día a día tenemos muchas oportunidades de implementar pequeños cambios que al final supongan una revolución en nuestro management. Si por lo contrario, nos convertimos en los seguidores del cambio, de las modas, seremos los perdedores. Pensad que nunca un seguidor será un ganador. Vencedor solo puede ser el que realmente está a la vanguardia de los demás y esto parece que muchas empresas no lo entienden. Adaptarse al cambio es dejar que otros lo promuevan y que nosotros lo secundemos, que pisemos el camino marcado. Así nunca se llega el primero.

Un abrazo y feliz jornada.

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4 comentarios:

  1. Obviamente, lo mejor es poder generar el cambio, pero esto no está al alcance de muchos y no todos pueden ver interesante el alto componente de riesgo de este enfoque.

    Yo creo que una empresa debe ir más allá de adaptarse al cambio, y de ello he escrito recientemente.

    Una empresa debe adoptar una estructura y un modelo de funcionamiento que le permita adaptarse a un entorno en constante cambio (en ciertos ámbitos llaman a esto la empresa líquida, por el poder de adaptación al entorno del agua).

    "El secreto del éxito no es prever el futuro, sino crear una organización que prosperará en un futuro que no puede ser previsto" Michael Hammer (Massachussets Institute of Technology).

    Un saludo,
    Celestino Martínez.

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  2. Gracias Celestino.

    Todo lo que estamos hablando del cambio está muy condicionado por el tamaño de la empresa. A medida que se hacen mayores, con más empleados, con más infraestructura, el problema de la resistencia al cambio comienza a hacerse insalvable. De todos modos, coincido plenamente contigo en que hay que tener "cintura"; lo que también sucede es que hay que saber cuándo es el momento idóneo para emprender una "mutación", porque la excesiva frecuencia de cambios puede abocar a la pérdida de rumbo de la organización.

    Recibe un fuerte abrazo

    Joanillo

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  3. Hola Joanillo,

    Como simpre amén a todo. Sólo si me permites, en el mundo empresarial, no se habla sólo de la adaptación y la gestión del cambio, también seguro que te suena, la resitencia al cambio, con la que hay que luchar cada día....

    A mi esa palabra, ya me suena a slogan político, para mí está permiendo valor, creo que el cambio está en nosotros mismos como profesionales, hoy soy yo la que hace un copy and paste de algo que escribí hace poco, para no volver a escribirlo: 'Si queremos ser competitivos, hay que currárselo, hay que trabajarlo, hay que llegar a partir del autodesarrollo, del compromiso, de la responsabilidad, de la cooperación, del intercambio, del desarrollo de nuestras competencias, de mi para tí...' y saldremos, vamos si saldremos !!!

    Un abrazo,
    Marga Moya

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  4. Gracias Marga. En el webinar de mañana voy a hablar precisamente de cómo la resistencia al cambio echa al traste todo el esfuezo y el coste que las empresas dedican a planificar el futuro. De cómo NO se puede empezar una casa por el tejado, algo demasiado común en muchas empresas.

    Estoy totalmente de acuerdo contigo en que el cambio empieza por uno mismo. La cuestión es: si esto es tan evidente... ¿por qué estamos a la espera de ver cómo es el cambio para luego adaptarnos a él? Pasividad se llama esto.

    Un fuerte abrazo y sigue ahí con tus aportaciones, por favor.

    Joanillo

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