A la hora de resolver ciertos problemas de alcance tenemos varias alternativas: delegar en una persona la responsabilidad de la toma de decisiones o formar un equipo multidisciplinar que estudie el caso y proponga una solución. Me temo que en la actualidad se abusa demasiado del trabajo en equipo, una alternativa que como todo, tiene sus pros y sus contras. Hoy hablaré de los contras, porque los pros son sobradamente conocidos.
La primera consideración que tenemos que contemplar es que las decisiones de los equipos suelen ser decisiones de consenso. Dicho de otro modo, se suele huir de los extremos y buscar una alternativa que contente a todos. ¿Es eso lo que estamos buscando? En ocasiones sí y en ocasiones no. Supongamos que lo que necesitamos es una propuesta para una estrategia de producto. Habrá personas más imaginativa y arriesgadas y otras más clásicas y conservadoras. Si la resolución intenta contentar a todos… ¿no podríamos pensar que se trata de una solución “mediocre” en el sentido de que desprecia lo mejor de ambos extremos: desprecia las soluciones originales que podrían suponer una ventaja frente a los competidores y también las soluciones tradicionales de las que se sabe que siempre(?) funcionan. Una alternativa para evitar este problema es usar otras herramientas, como pedir a cada participante que proponga sus ideas al coordinador de modo individual y luego sea éste el que tome la que crea más pertinente; con las matizaciones que considere (incluso con incorporaciones de varias personas) pero sin tener que optar por una decisión de consenso.
La segunda cuestión tiene que ver con la agilidad en la toma de decisiones. Cuanta más gente impliquemos en el desarrollo de una propuesta, más riesgo tendremos de convertir el proceso en un “paseo de rinocerontes”. Si el objetivo es obtener una respuesta rápida, debemos valorar si la metodología de trabajo en equipo es una buena alternativa y, en caso afirmativo, vigilar mucho la cantidad de componentes que integran el equipo.
Otro problema suele ser que los equipos de trabajo son los “lugares en donde prefieren vivir los vagos”. Cuando ponemos a 10 personas a tirar de una cuerda, ¿cómo tenemos la seguridad que todos se esfuerzan lo mismo? Yo he sido testigo de reuniones en las que ciertos participantes llegan con un trabajo previo realizado -unas anotaciones, unos bocetos- y otros llegan con las manos en los bolsillos dispuestos solamente a escuchar lo que los otros ya pensaron.
No quiero con este post decir que los equipos de trabajo no son una buena solución para tomar decisiones. Por favor, no malinterprete mis palabras. Simplemente quiero llamar la atención de sus inconvenientes, que los tienen exactamente igual que cualquier otra herramienta.
Finalizaré con un ejemplo real que tuve que “padecer” hace seis meses. Resulta que se formaron unos grupos de trabajo con el objetivo de resolver una serie de problemas. El directivo correspondiente decidió que yo coordinaría uno de los grupos y lo primero que hicimos fue decidir un calendario de trabajo que nos permitiera tener las soluciones en el plazo estipulado. Nuestro equipo estaba integrado por 5 miembros y la metodología consistía en aportar una propuesta cada uno, compartirlas y quedar un día para resolver el problema. El primer caso no fuimos capaces de solucionarlo en plazo porque uno de los miembros no realizó su aportación, lo que nos bloqueó todo el desarrollo. Intuyendo que la situación se iba a volver a repetir, planteamos el problema al directivo y solicitamos la exclusión de la persona “morosa”. Por suerte aceptaron nuestra propuesta y pudimos continuar sin más contratiempos.
Les pregunto… ¿se imaginan que no hubiéramos podido excluir a esta persona? Tendríamos que haber seguido por nuestra cuenta, ignorándolo, pero eso sí, el resultado final figuraría como consecuencia del trabajo de los cinco, incluso del que nos falló. Trabajo de unos, mérito de todos.
Lo más importante es no olvidar nunca que el trabajo en equipo es una metodología más, no una obligación. Hay varias alternativas para solucionar problemas, y se debe optar por cada una en función del objetivo que se persiga. Esta es, al menos, mi impresión.
Un abrazo
•los objetivos concretos trascienden a los miembros del grupo
ResponderEliminar•la comunicación es informal
Querido JJ creo que el tema de el trabajo en equipo es de gran complejidad y no es prudente simplificarlo en exceso . la experiencia que comentas , siendo importante no deja de ser una entre muchas. Sin embargo no deja de recoger las características que debe reunir un equipo formal, al menos en sus inicios.
•La comunicación sigue los cauces establecidos
+la mayoría de las normas está orientada a los resultados
•prima el respeto por las jerarquías
•los roles se cumplen según definición previa
•no se acepta la ineficacia en el cumplimiento del rol
•los miembros son sustituibles
La habilidad del cordinador (tal vez leader) y del directivo seran claves para lograr la efectividad del funcionamiento y por supuesto tratando de impulsar la motivación y la integración no se debe vacilar a la hora de , si es imprescindible, plantear la desvinculación de un miembro.
Un saludo
Pues sí, Carles. Es verdad. Poner ejemplos como ese puede entenderse como vanalizar un tema muy complejo. La razón de escribir este artículo es que existe un debate en una red social en la que se pide a los participantes que definan el trabajo en equipo, y después de casi 200 aportaciones, nadie, ABSOLUTAMENTE NADIE, puso ningún aspecto negativo. Pudiera parecer que estamos ante la ¡¡herramienta perfecta!!, y por eso yo quise hacer un contrapunto dejando ver que esta herramienta, como todas, tiene su uso en función del objetivo perseguido, pero no es la solución perfecta para todos los problemas, ni mucho menos.
ResponderEliminarSobre las virtudes no me explayé porque son sobradamente conocidas y me llevarían a un post demasiado largo, pero sí quise poner este contrapunto para hacer reflexionar a la gente y llevar el debate a un punto más coherente (sin tanta euforia). ¿Qué las cosas pueden salir bien trabajando en equipo? No lo dudo. Y coincido contigo que el papel del coordinador es crucial. Pero si este mismo coordinador no entiende perfectamente su papel o no lo aplica como debe, el resultado puede ser un fiasco y generar tensiones innecesarias entre las personas (recuerda el asunto de los vagos o "perezosos", por ser más sutil).
Gracias por tu aportación, Carles.
Un abrazo
Joanillo
Recuerdo un post anterior tuyo muy bueno en el que comentabas que la fuerza del trabajo de un equipo no es ni mucho menos la suma de las fuerzas individuales de cada uno: se pierde mucho precisamente por culpa de las personas que, trabajando individualmente, rinden más por ser su resultado individual fácilmente medible, los cuales, al incluirlos en un grupo, se camuflan entre todos y no rinden ni aportan apenas nada.
ResponderEliminarSí, muy bien traído a colación. Allí decía que rara vez 2+2 son cuatro en el trabajo en equipo. Las personas tendemos a la ley del mínimo esfuerzo, y cuando nos meten en un equipo nos dan la excusa perfecta para cumplir esa ley. Luego pasa lo que pasa: los resultados sí se piden conforme a la suma de 2+2=4, pero el rendimiento del equipo es 3. Si ya es "jodido" no cumplir un objetivo sin tener responsabilidad, imagínate llevar la bronca cuando sabes que la culpa no es tuya. A mí me tiene pasado esto, y como no me gusta llevar broncas que no me merezco ni tampoco me gusta que las lleven otros por mi culpa, es por lo que soy muy cuidadoso con el trabajo en equipo. Solamente me gusta hacerlo con personas de mi plena confianza. La gente dice que el trabajo en equipo fomenta la cooperación, la integración, el trasvase de información, el "buen rollito", en una palabra. Eso será cuando las cosas salen bien, pero cuando sucede que hay algún miembro por el medio que se toca la barriga, entonces lo que se fomenta es la crispación, el enfado, la tensión, el cabreo... ¿por qué la gente no ve esta parte? Acaso... ¿soy yo el único raro que existe en el planeta?
ResponderEliminarGracias por tu aportación y recibe un fuerte abrazo.
Joanillo
Hola JJ,
ResponderEliminarNo de raro nada....pero una cosa es la definición de trabajo en equipo, que es idílica, o casi idílica, (dos personas pensando son mejor que una, claro que han de hacer el esfuerzo ) y otra los equipos de trabajo reales con distintos perfiles, edades, roles, rivalidades… que te voy a contar que no sepas.
Hay una expresión muy conocida que dice: uno compañía, dos multitud ... yo en la mayoría de los grupos de trabajo en los que he participado, de ‘buen rollito’ nada… es más era muy famosa la expresión 'hay que saber pasar el marrón', incluso uno de los equipos tuvo un problema entre dos miembros con una rivalidad tremenda, se cortaba el aire ¡!, y la gestión realizada por el responsable fue: 'niños tenéis que aprender a trabajar juntos', o sea viva la gestión ¡!!, pero también éramos todos perfiles muy jóvenes (incluidos los seniors).
Después como responsable he trabajado como uno más del equipo y gracias a no sé que... no he tenido grandes problemas, pero es muy complejo el tema !!! como dice Carles. Ahora que hago formaciones, uff..., te crees que lo has vivido todo, pero siempre te sorprenden.
Yo voy a romper una lanza por el trabajo en equipo, por mi forma de ser, aunque no trabajen, mira por lo menos me sirve para llorar en un hombro, cuando es uno de eso días que todo sale mal, que se ha de cambiar todo y volver a empezar porque al cliente no le gusta o no ha entendido bien los requerimientos, y claro la planificación, en general el proyecto se va...en fin ya sabemos donde.
Eso sí, por lo menos llevarnos bien. La gente no cambia o no quiere, el que es vaguillo es vaguillo, por mucha gestión de talento que intentes, es uno de los encantos del trabajo en equipo.
Vaya rollo, es tu blog, perdona, perdona…
Conclusión: Sí, veo esa parte, pero si trabajo en equipo saco mi sentido del humor, porque ‘galleguiño’ por mucho que me he roto los cuernos la gente no ha cambiado.
Un fuerte abrazo,
Marga.
Gracias Marga. Yo quiero aclarar una vez más (y no me cansaré de hacerlo) que NO estoy en contra del trabajo en equipo. Creo que es una metodología más y tiene su utilidad en ciertas ocasiones y para ciertos problemas.
ResponderEliminarMis experiencias en general no son muy positivas, pero también tengo asumido que yo soy parte del problema. Lo que no puede hacer una empresa es formar equipos de trabajo con personalidades dispares, porque al final saltan las chispas que tu comentas. Yo, por ejemplo, soy una persona tremendamente exigente conmigo mismo y, por desgracia (aunque intento corregirlo) con los demás. Esto hace que no valga cualquiera para trabajar conmigo, ¡¡y esto las empresas no lo entienden!!.
Para no aburriros: yo soy muy eficaz trabajando en equipo, pero me tienen que juntar por personas que sepan ir al grano, que tengan el fin en la mente, con personas resolutivas, imaginativas; me gusta trabajar con personas mejores que yo (que hay muchísimas), de las que yo aprenda y que tiren y me exijan lo máximo. Cuando me ponen con gente que no cumple esas premisas y tengo yo que tirar de otros, me desespero.
Es un problema mío, insisto, pero que no puede ser obviado por quien forma equipos de trabajo. Yo, sinceramente, hay muchas cosas que prefiero resolverlas por mí mismo. Y para trabajar en equipo, tiene que ser una o varias personas de mi confianza.
Un abrazo
Joanillo
Me encanta este enfoque que das al concepto de trabajo en equipo, del que soy ferviente defensora. Pero precisamente por ello no puedo dejar de señalar sus defectos. Leyéndolo me ha venido a la mente otro artículo tuyo hace poco que me gustó mucho: REUNIRSE PARA PERDER EL TIEMPO.
ResponderEliminarEl trabajo en equipo es una de las reglas sagradas de la empresa moderna, pero demasiado a menudo se nos olvida que, como todo, si se hace un mal uso se vuelve contraproducente.
Sobre el primer punto, la toma de decisiones, creo que el grupo ha de tener una jerarquía. Todos aportan ideas pero la decisión final no se debe dejar siempre al consenso. El consenso de la mayoría está bien para tomar decisiones sobre convivencia por ejemplo. Pero en una empresa hay objetivos y las decisiones deben orientarse hacia ellos.
En cuanto a que los equipos de trabajo son los “lugares en donde prefieren vivir los vagos”, cuánta razón tienes! Y no sólo los vagos. También los que venden una imagen de trabajadores pero lo que hacen es colgarse medallas ajenas.
Algún día deberías escribir sobre la fauna que puebla las empresas. Los estereotipos (si no lo has hecho ya).
Un saludo y enhorabuena.
Gracias, Cristina. Y si me lo permites se sugiero que busques este otro artículo también sobre este tema. ¡¡No te pierdas el video!!, que es fantástico
ResponderEliminarhttp://silosenovendo.blogspot.com/2009/12/trabajo-en-equipo.html
Me pensaré lo de la "fauna" que comentas y si le veo chicha, desde un punto de vista constructivo, escribiré algo.
Un fuerte abrazo
Joanillo
Espero que me disculpes Joanillo, pero estás haciendo una tremenda confusión entre Equipo y Grupo.
ResponderEliminarSi todos los equipos son grupos, pocos grupos son equipos.
Aquellos defectos que estigmatizas pertenecen todos a grupos, no a equipos.
En un equipo, no todas las decisiones se toman por consenso, ni mucho menos. Primero porque un equipo conoce el reparto de tareas y de especialidad, segundo porque la confianza que constituye el cimiento de un equipo - a diferencia de un simple grupo - permite que nadie se sienta amenazado cuando un sólo miembro toma las decisiones en nombre de todos.
Las únicas dcecisiones que exigen un consenso son aquellas que tienen que ver con la vida y mantenimiento del equipo, pero al no ser operativas, se puede elegir el momento más adecuado para mantener las reuniones.
En un equipo, las decisiones pueden ser extremadamente rápidas gracias al mecanismo llamado "voto de confianza". Cuando hay una decisión que requiere mucha rapidez, un miembro del equipo considerado como la persona más adecuada por la historia del equipo puede pedir el voto de confianza y tomar la decisión sin la aprobación de nadie. Esto ocurre precisamente porque la creación del equipo (los grupos se forman, los equipos se crean) enseña las consecuencias de un retraso en la toma de algunas decisiones. Lo que ocurre, es que en un equipo, cuando ha pasdo la urgencia, se analiza entre todos la decisión tomada para que se pueda aprender o reforzar mecanismos.
Por fin, la holgazanería social, que es una sinergia negativa, es una característica casi constante de los simple grupos, pero no existe en un equipo, porque la presión de conformidad del equipo lo impide. En un grupo, los miembros son cómplices de aquel que se salta las normas (una por tí y otra por mi). En un equipo, es el contrario.
un saludo
Mhc
www.fractalteams.com, la organización en equipos fractales.
Michel; si esto es así (que no lo dudo) tenemos ya que desmitificar el trabajo en equipo: ¡¡prácticamente no se hace nunca!! Lo que se hace en la gran mayoría de las empresas es trabajo en grupo. ¿Por qué se les cae tanto la baba a los directivos, entonces, hablando de trabajo en equipo, cuando lo que realmente hacen es trabajo en grupo? No entiendo nada
ResponderEliminarJoanillo
El trabajo en equipo funciona en la gran mayoría de sitios, pero no en la mayoría de las empresas.
ResponderEliminarLa razón es muy simple: el modelo de management actual - directamente heredado del taylorismo - es contradictorio con el trabajo en equipo. Utiliza su vocabulario porque suena bien e ilusiona al principio, del mismo modo que el marketing de manipulación utilizaba envases y lemas aduladores para engañar a los clientes.
El trabajo en equipo funciona en las pocas empresas que han sido capaces de alejarse de los paradigmas tayloristas.
Hay que cambiar de modelo de management de personas. Y cuanto antes, mejor.
Mhc
Gracias por tu culta aportación, Michel. Seguro que es así y que el modelo de management científico e individualista propuesto por Taylor es una modelo un tanto obsoleto en los tiempos que corren, contradictorio con el trabajo en equipo tan requerido por las compañías actuales. Pero yo insisto en una cosa: hay una enorme falta de formación que impide echar por tierra ese lastre y entender nuevas maneras de concebir el trabajo. ¿Quién es el responsable de dar el primer paso? Los directivos, qué duda cabe. Quien estudia coaching aprende que para llevar adelante un cambio primero hay que se consciente del problema, después asumir la responsabilidad propia en la resolución, y solamente después se estará en disposición de actuar. ¿Son los directivos conscientes de dónde está el problema? Si no dan este primer paso, difícil será que puedan aportar soluciones.
ResponderEliminarUn abrazo
joanillo