RENOVACIÓN DEL CONOCIMIENTO


Voy a hablar de formación pero esta vez de un modo tangencial, ligándolo con la futura evolución de las empresas. Esta reflexión nace al hilo de una frase escuchada recientemente:
 
"en los próximos cuatro años se renovará todo el conocimiento en las empresas"

La tremenda crisis que estamos atravesando va a suponer, probablemente, una verdadera revolución en el seno de las empresas ligada con la renovación del conocimiento, lo que puede acabar provocando una nueva revolución industrial similar a la incorporación masiva de maquinaria y el inicio de la producción en masa (allá por el 1870) o más recientemente al avance sufrido por la divulgación de los ordenadores e internet a finales del siglo pasado.

Uno de los grandes problemas que históricamente azotan a nuestro país es la alta tasa de paro y, en particular, la llamada tasa de paro juvenil que afecta a un 40% de los jóvenes menores de 30 años. Hace años se hablaba de nuestra juventud usando el acrónimo JASP (joven aunque sobradamente preparado) para remarcar que teníamos la generación de jóvenes mejor formados de la historia, a pesar de lo cual es evidente que existe un embudo a la hora de acceder al mercado laboral que les impide encontrar trabajo a pesar de su alta preparación académica.

Por otro lado, la crisis actual acaba de dejar "fuera de juego" a varios millones de trabajadores, muchos de los cuales tendrán serios problemas para reintegrarse al mundo laboral por culpa de unas características muy particulares que condicionan seriamente su empleabilidad. Estoy refiriéndome a los colectivos integrados por mano de obra poco cualificada o a empleados "de toda la vida" (operarios de cadenas de montaje, profesiones ligadas a la construcción, trabajadores procedentes de la hostelería o el comercio -dependientas, cajeras-)

La razón fundamental de la gran cantidad de despidos tiene que ver con el parón en el consumo de los hogares y las empresas, culpable de un parón en la producción y la consiguiente repercusión sobre todos los recursos a ella asociados, entre los que se encuentran los recursos humanos. Pero no todo está perdido: conviene recordar que la economía es cíclica y que después de una contracción siempre viene una expansión; más tarde o más temprano llegará el momento en el que se dé la “vuelta a la tortilla”.

Se espera, por lo tanto, que cuando el consumo de los hogares y las empresas vuelva a recuperarse, las empresas vuelvan a aumentar su producción de bienes y servicios y demanden nuevamente mano de obra. ¿A quién van a contratar? ¿A los mismos que despidieron? Con toda seguridad no. El mercado laboral está repleto de personal muy cualificado (los JASP que mencioné antes) que además no está en condiciones de negociar el precio, por lo que las empresas pagarán menos por un personal mucho mejor cualificado que el que tenían antes de los despidos. Esto fomentará la entrada de gente nueva en las compañías con una formación y preparación superior a sus antecesores. Es de esperar que esta regeneración del personal afecte a todos los estamentos - incluyendo los puestos directivos- con una clara repercusión para las empresas y para la economía en general: "aire fresco" y nuevos conocimientos al servicio de la producción de bienes y servicios. Se producirá un salto cualitativo en el nivel general de vida de la sociedad, se supone.

A modo de anticipo, se constata que en EE.UU. las empresas que comienzan a contratar nuevo personal le están dando un valor especial a ciertas competencias que hasta ahora pasaban más desapercibidas: todas aquellas que tienen que ver con la adaptabilidad de las personas a los cambios, y sobre todo aquellas competencias que tienen que ver con la adquisición de nuevos conocimientos. Las empresas quieren gente que tenga interés por el aprendizaje constante, gente con inquietudes intelectuales e inconformista en este terreno. Las empresas se dan cuenta que en un mundo tremendamente competitivo donde la tecnología está al alcance de todos y donde todas las innovaciones tecnológicas se transfieren con suma rapidez de país a país, la mejor manera de ser competitivo es teniendo capacidades diferenciadoras ligadas a los recursos humanos, mucho más difíciles de copiar y transferir. Por eso se comienzan a valorar mucho ciertas competencias en los nuevos candidatos, pasando el factor "experiencia" a un segundo plano.

Si unimos ambas cosas (renovación del conocimiento en las empresas y búsqueda de competencias ligadas al aprendizaje), podemos pensar que dentro de muy poco tiempo habrá una nueva revolución empresarial ligada al conocimiento y los recursos humanos. Podrían venir buenos tiempos para las personas mejor preparadas y para aquellos que sean capaces a actualizarse; por eso, desde aquí animo a quien esté fuera del mercado laboral en estos momentos que haga todo el esfuerzo posible en formarse y prepararse para los nuevos tiempos que vienen. En sus manos está adquirir los conocimientos y las competencias que serán requeridas en un futuro no muy lejano.

Un abrazo

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2 comentarios:

  1. Excelente exposición.
    Añado una idea, ¿Crees que la rígida formación universitaria, cuyos temarios se revisan con pasmosa lentitud debe cambiar? Yo creo que sí.

    Jordi Cabré

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  2. Yo creo que sí, Jordi, y además soy testigo y sufridor de ello. Actualmente estoy compaginando mi trabajo con los estudios que siempre quise hacer (administración y dirección de empresas) y que no pude en su momento por circunstancias familiares diversas. En una carrera tan cambiante como esa, en la que deben actualizarse los conocimientos constantemente, no tiene sentido usar temarios como el de la asignatura Historia Económica de la Empresa que finaliza en 2002. ¡¡Es una vergüenza!!

    Creo también que la metodología docente no es la adecuada; que la gente tiene que aprender a pensar y a sacar conclusiones propias, cosa que no se fomenta con el sistema actual.

    Un abrazo y gracias por participar.

    Joanillo

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