¿Cómo serán los negocios del futuro?

Este fin de semana asistí a un congreso sobre redes sociales y allí se percibían cosas contradictorias sobre las que hoy quiero reflexionar. Lo primero era la creencia generalizada de que hay que cambiar muchas cosas en el seno de las organizaciones para adaptarse a los nuevos tiempos. El contraste venía del freno a la hora de abordar los consabidos cambios, freno derivado de la incertidumbre que siempre acarrea lo desconocido y que  provoca que mucha gente prefiera obrar con cautela en tanto no se defina cuál es el modelo de negocio “del futuro”, ese hacia el que caminamos irremediablemente. Antes de dar mi punto de vista, quiero hacer una analogía que ayude a comprender en qué momento de la historia empresarial nos encontramos:

Yo lo comparo con un gran trasatlántico (un Titanic) que acaba de naufragar en el medio del océano. Muchos de los pasajeros ya están saltando del barco antes de que se hunda y echando a nadar hacia una isla desconocida. Saben que tienen que dejar atrás la nave y que los que no tomen la iniciativa de saltar desaparecerán para siempre. Pero desconocen qué es lo que se van a encontrar en la isla, y eso les genera incertidumbre. Estamos a medio camino entre algo que ya no sirve para nada y ese lugar en el que vamos a pasar buena parte de nuestro futuro más inmediato, aunque no sabemos con certeza como es.

Si cambiamos a los náufragos por empresas, vemos que algunas (no todas) ya ha iniciado la transición: saben que tienen que dejar atrás viejos modos de hacer las cosas porque esos planteamientos se están mostrando claramente ineficientes para los tiempos que corren. Y dentro de los muchos paradigmas que conviene abandonar, uno de ellos es la idea de que “en el futuro existirá un modo de hacer los negocios”, es decir, deben dejar de pensar que allí, en la isla a la que vamos a llegar, habrá alguien que nos diga cómo debemos gestionar internamente las organizaciones. ¡¡Habrá tantos modos de negocio como personas quieran emprender!! Cada una podrá elegir la suya.

Lo que quiero decir, en definitiva, es que los tiempos tan dinámicos y acelerados conllevan la aparición de cientos de nuevas herramientas ligadas a las tecnologías que están posibilitando infinidad de nuevas maneras de gestionar las empresas. Hasta ahora veníamos adoctrinados en un modo de hacer las cosas, un modelo que se fue gestando desde principios del siglo pasado (San “Taylor”, San “Ford”…), que se fue consolidando después de muchos años de experiencia y que se fue enseñando en las Universidades y en las Escuelas de Negocios a los emprendedores de aquel momento, directivos del presente. Pero hasta aquí hemos llegado: a partir de ahora ya no habrá una metodología tan “estandarizada” para gestionar una organización: habrá docenas.

El nuevo emprendedor tiene a su disposición un montón de piezas que encajan en su proyecto, y cada uno puede elegir aquellas con las que mejor se identifique. Ya no tiene tanta importancia el “proceso” a seguir, sino tener claro el resultado que se quiere lograr y buscar las piezas adecuadas para obtenerlo. La innovación, las tecnologías y el conocimiento nos aportan opciones diferentes para liderar equipos de personas, para producir un mismo servicio, para tejer una red de sinergias empresariales, para comunicarnos con nuestros clientes, etc.

Mi impresión es que ya no existirá un “modelo de negocio” concreto y que, por tanto, se equivocan aquellos que deciden esperar a que las aguas se calmen para ver cómo hay que hacer las cosas. Es cierto que estamos en una época de incertidumbre y que nada será como antes, pero creo que cada uno debe ir ¡¡desde ya!! definiendo cómo afrontar la nueva era.

Poniendo un ejemplo de las redes sociales, ya todos sabemos que nuestros clientes se comunican entre sí de un modo muy diferente a como lo hacían hace cinco años. Aquello que sucedía hace un lustro es el “barco que se hunde” y hay que abandonarlo. Y ya tenemos la respuesta de lo que habrá en esa isla que nos espera: las redes sociales son el nuevo cauce para informarse. Tenemos que integrarlas en nuestros negocios desde ahora, sin esperar a saber si “la isla” las aceptará o las devolverá al mar. Con toda seguridad, en esa desconocida “isla” esta herramienta seguirá teniendo cabida y será compatible con otros modos que puedan surgir, es decir, en las redes sociales seguirá habiendo muchísima gente independientemente de que aparezca algún otro modo de interacción empresa-cliente. ¿Debemos esperar a que se consolide el modelo para adaptarlo? Y esto es así con otras muchas cosas más.

En resumen, ya nada será como antes y dentro de ese “nada” se incluye el modo de hacer negocios. Habrá muchas maneras de hacer lo mismo que nos forzarán a poner el punto de mira en el resultado en lugar de hacerlo en el “como”, que es lo que veníamos haciendo hasta ahora. Para el “cómo”, los nuevos tiempos nos aportan infinidad de opciones y cada emprendedor deberá escoger aquellas que mejor se acomoden a sus singularidades. Todo estará bien hecho si ayuda a alcanzar la meta fijada.

Mucha suerte a todos en esta nueva aventura que tenemos ante nosotros.
firma kdemius con QR

5 comentarios:

  1. en pocas palabras: "renovarse o morir". Creo que esta situación que vivimos fuerza a todo empresari@ a tener bien cuidada y engrasada su "maquinaria", es decir, preparada para conseguir dar respuesta a los inevitables cambios con la mayor agilidad y frescura posibles, incluso antes de que estos ocurran.

    Una vez más, totalmente de acuerdo contigo.

    un saludo

    ResponderEliminar
  2. Estoy de acuerdo, Marco. Y además yo soy bastante optimista de cara al futuro. Los cambios que hay que afrontar serán tan drásticos que pocas empresas serán capaces de asumirlos e implementarlos desde el inicio. Esto supondrá a apertura de una brecha entre compañías en las que saldrán favorecidas las que más pronto se pongan a trabajar. Los cambios no se notarán muy pronto, porque ahora el consumo está retraido y eso afecta a todos (a los que se están renovando y a los que no). Pero una vez que se haya superado ese miedo que atenaza el consumo y los clientes vuelvan a demandar productos y servicios, se notará rápidamente quien hizo bien las cosas y quien no.

    Muchas gracias por tu aportación, Marco, y confío seguir teniéndote por aquí.

    ResponderEliminar
  3. Hola Juan Jose, soy J.Manuel (Imos Nos), me he suscrito a tu blog el mismo domingo, ya que me gusto mucho tu presentación en el foro. No puedo estar más de acuerdo contigo, el sábado me quedé un poco con ganas de intervenir en el debate de la tarde, ya que me dejo un poco mal sabor de boca la intervención de Juan Martínez, creo que se está agotando ese modelo de negocio que allí comentaba (comprar el diario en el kiosko) pero se resisten a que así sea y cuanta más resistencia menos adaptación al cambio que sin duda estamos ya viviendo.
    Enhorabuena por tu blog y espero seguir comentando
    Un saludo

    ResponderEliminar
  4. Yo pienso lo mismo que tú. El negocio de la prensa en papel comienza a agonizar (más bien, lleva años haciéndolo) y tiene ya los días contados; ¿por qué? Muy fácil de entender. Cada día pierden lectores mayores (esos que ya se van al otro mundo, así de simple) pero no les entran nuevos lectores por abajo, porque los jóvenes ya leemos la prensa de otro modo. Pero bueno, el tiempo dará la razón a unos u otros.

    Te agradezco mucho tus palabras hacia mi labor y espero poder seguir aportándote reflexiones interesantes. A tí y al resto de lectores, of course.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. No hay de que, Juan José, y descuida, seguiré "paseándome" por aquí.

    Quiero aprovechar para añadir a mi comentario un par de observaciones: Cuando digo agilidad, que no rapidez, me refiero a que si bien el tiempo de respuesta es un aspecto a tener en cuenta en estos momentos, debido principalmente a la demanda cada vez más exigente y a la feroz competencia (sirva de ejemplo cualquier fabricante de productos electrónicos o gadgets de la actualidad), la rapidez no sirve de nada cuando nos lleva a dar pasos en falso; es aquí donde considero que toma importancia la agilidad, cualidad que permitirá dar pasos precisos con los esfuerzos necesarios, ni uno más ni uno menos.
    Por otra parte, la frescura te hace estar receptivo y, en consecuencia, prestar atención a los cambios para reconocer en que dirección "sopla el viento".

    Saludos.

    ResponderEliminar