EL EMPRESARIO: ¿VIGÍA O TIMONEL?

En mi etapa como vendedor siempre me pregunté por qué “plagiábamos” constantemente las estrategias comerciales que usaban nuestros competidores, sobre todo aquellos que eran un referente en el sector. Si alguno de estos líderes ponía de moda la frecuencia de visita a clientes, nosotros íbamos detrás y se nos marcaban unos parámetros muy estrictos a cumplir. Si luego hacían una determinada segmentación, nosotros la imitábamos. Así podría contar infinidad de anécdotas.

La conclusión a la que llegué es que nuestras empresas están dirigidas por vigías, y no por timoneles. Con honrosas y destacables excepciones, claro está. Muchos de los directivos con los que me topé en mi trayectoria profesional ponían ingentes esfuerzos y recursos en analizar el mercado y “marcar de cerca” a la competencia, en lugar de volver la mirada hacia dentro de la organización, buscar nuestras verdaderas fuerzas competitivas y apostar por ellas. Así nos iba.

El vigía no dirige el rumbo de su nave. Todo lo máximo que puede hacer es otear el horizonte en búsqueda del camino. Si esta tarea se hace para descubrir obstáculos y sortearlos, ¡¡bienvenida sea!! El problema está en que nosotros tampoco buscábamos descubrir estos obstáculos: lo que buscábamos era la estela de los otros barcos para seguir detrás de ellos.

La cosa tiene su miga; recuerdo una vez, de joven, que iba conduciendo por unas carreteras de montaña muy estrechas y sin señalizar en busca de un lugar en el que se estaba realizando un rally de coches. De repente pasó otro vehículo y yo deduje que quería ir al mismo sitio que yo, por lo que me puse detrás y lo seguí. Al rato observé que detrás de mí venían 3 coches más que me seguían, por lo que no cabía duda que ellos también buscaban el punto de salida del rally y me seguían a mí creyendo que yo sabía llegar. ¿Qué fue lo que pasó? Que el primero iba a un destino diferente y con él nos llevó a todos los “perseguidores”.

Pueden trasladar este ejemplo al mundo empresarial y seguro que encuentran muchas similitudes. ¿Cuántas veces un empresario “vigía” toma la decisión de seguir la estela del barco equivocado? ¿Y cuántas veces, siguiendo a un barco concreto, se cruza otro por el camino y ya no sabe a cual perseguir? Comienzan los bandazos: antes a aquel, ahora al otro, luego al que aparezca. ¡¡Organizaciones erráticas!! que buscan desesperadamente alguien que les marque el camino para suplir así sus propias carencias directivas.

Detrás de esta manera de dirigir se esconde la falta de formación, imaginación y agallas de muchos empresarios. Es mejor (y más fácil) seguir la senda abierta por otros que aventurarse a abrir una propia. La miopía es de tal calibre que solo se pone la vista en lo que se hace y no en el punto final al que se va a llegar: ¿de qué sirve transitar por los caminos por donde van todos? ¿Habrá sitio para nosotros cuando lleguemos al final del sendero? Lo más probable es que nos encontremos “un albergue lleno de peregrinos” en donde sólo tienen cama los primeros que llegaron. El resto, como gilipollas, a fastidiarnos y dormir en el suelo, con los pies llenos de ampollas y cansados de perseguir a los otros. ¡¡Es lo que nos merecemos!!

Ahí van unas nuevas cuestiones para la reflexión. Espero que les sean útiles.

Un abrazo

fIRMA SOCIAL BUSINESS

[Disponible libro recopilatorio con los artículos más leídos de este blog]

6 comentarios:

  1. Las tendencias son evidentes en ese sentido, el empresario tradicional o el directivo tradicional está superado en casi todas sus facetas.
    Ya no se trata de tontos y listos, sino de personas que piensan, que saben, que hay que respetar, y eso no se puede hacer desde una despacho a distancia, habrá quién disfrute de la pasividad, pero la mayoría tiende a pensar que es preciso crear nuevos horizontes.
    Un abrazo,

    ResponderEliminar
  2. ¡¡Cuanta razón tienes, Marga!! Efectivamente hace años este tipo de estrategias de "seguimiento del lider" podrían tener su eficiacia: no había tanta competencia y el pastel daba para todos. Sólo había que observar hacia qué pastelería se dirigía el líder y ponerse a "su rabo".

    Hoy los tiempos cambiaron mucho y miremos al sector que miremos hay una amplia y basta oferta para todo. Es ahora cuando lo que cobra sentido es la DIFERENCIACIÓN, presentarse ante el cliente con una oferta propia, que añada valor que otros no dan. Y es ahora cuando las estrategias de seguimiento ya no tienen sentido, porque nos llevan a unas porciones del pastel insignificantes, que a duras penas logran mantener con "vida" al comensal.

    Por ello estoy plenamente de acuerdo con tu afirmación: "el empresario tradicional está superado en casi todas sus facetas". Tienen que tomar mucho yogurt de ese que "te renueva por dentro".

    Gracias por interesante aportación. Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Si no hay visión y si se logra vislumbrar si tras la misma no hay una definición de estrategia y un plan claro de acometer hacia dónde queremos ir, tal y como indicas, estaremos dando vueltas, sin rumbo, ni nada clara.

    Las consecuencia son obvias. la pregunta es obvia si lo saben y no se hace nada, tu futuro con lo que está cayendo en la actualidad es certero. Su desaparición.

    Un abrazo

    Luis Ignacio

    ResponderEliminar
  4. Es que precisamente, una de las razones por las que España se ha estancado y las empresas no terminan de reaccionar con cambios profundos en cuanto a innovación, es por todos esos jefes/empresarios tradicionales (por llamarlos de algún modo)que se aferran al "más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer".

    España, y por extensión sus empresas y empresarios, deberían ser como los grandes puentes, esas obras monstruosas de ingeniería hechas de metal y que pesan lo incalculable pero que cuando hay terremotos, fuertes vientos y oleaje se vuelven flexibles y soportan lo que haga falta: estructura sólida y pesada sí, pero flexible.

    Un saludo,

    M. Cristina Cortés
    http://www.blognegociosdinero.com

    ResponderEliminar
  5. Estoy de acuerdo contigo, Cristina. Hace tiempo escuche decir a Juan Carlos Cubeiro (un gran experto en cuestiones relacionadas con el talento) que España adolece de una falta clara de "calidad" directiva. De esos polvos vienen estos lodos.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  6. Perdona Luis; se mé había pasado dar respuesta a tu acertado comentario pero creo que sirven exactamente las mismas palabras que puse para la reflexión de Cristina.

    Gracias por tu aportación y por seguir leyéndome.

    ResponderEliminar