SI HACES LO QUE SIEMPRE HAS HECHO...


...llegarás a donde siempre has llegado. Con esta frase de partida voy a reflexionar sobre esos objetivos que nunca tenemos que cumplir porque casi nunca nos los ponen.

Las empresas nos contratan para que hagamos un trabajo que conduzca a unos resultados deseables por quien nos paga. Las empresas, por lo tanto, ponen todo su interés en el resultado. Al fin y al cabo es lo que justifica que nos hayan contratado. Veamos: a mí como vendedor me podrían pedir un incremento de las ventas de un 4% (por poner un ejemplo). Comienza el año, hago mis tareas, mi desempeño, y al final llego a ese 4%. ¡¡ Estupendo !! Te dicen: "agua pasada no mueve molino". Ahora vuelve a coger carrerilla que te vamos a subir un poquito el listón: otro 4% para el año siguiente. Vuelvo a realizar mis tareas, mi desempeño, y me quedo en un 2,5% ¡¡ Un desastre !! A la siguiente que me pase lo mismo...

Mi reflexión es la siguiente: para que año tras año saltes un listón más alto, una de dos, o te ayuda la coyuntura (buena etapa económica que potencia el consumo) o tienes que mejorar en las tareas, el desempeño. Vuelvo a la frase inicial: "si haces lo que siempre has hecho..." Ergo, si tengo que llegar a un sitio diferente, tendré que hacer cosas diferentes.

Ahora viene mi queja: ¿por qué las empresas se empecinan en poner objetivos cuantitativos y nunca te proponen objetivos cualitativos? Al fin y al cabo, las ventas son la consecuencia de un proceso y para que las primeras mejoren debes mejorar lo segundo. Los jefes, unas veces por desconocimiento y otras por dejadez, no suelen preocuparse casi nunca de cómo haces las cosas, aunque sí son muy estrictos y puntuales pidiendo resultados. El análisis de las personas, la detección de sus puntos fuertes y sus puntos débiles, el establecimiento de puntos de mejora para los segundos y -sobre todo- la potenciación de los primeros, deberían estar dentro de las tareas cotidianas de cualquier supervisor. Esto llevaría a establecer unos objetivos cualitativos (de calidad, de excelencia en el desempeño) que ayuden a la consecución de los otros objetivos, los cuantitativos. Trabajar codo a codo con las personas tratando de apoyarlas y desarrollarlas, es la tarea más gratificante y agradecida que se puede hacer. Los subordinados aprenden a autogestionarse, se automotivan y se sienten valorados. A partir de ahí todo suele ir rodado: se suelen formar vínculos laborales tremendamente fuertes que mejoran el clima laboral y tienen claras repercusiones para la compañía.

En conclusión, mi propuesta de hoy es: menos interés en las cifras finales y más preocupación por los procesos que conducen a esas cifras. A las personas hay que ayudarles a mejorar porque "si haces lo que siempre has hecho..." Es una pena que muchas empresas crean que al personal solamente hay que formarlo cuando se incorpora a la compañía y es una envidia el sistema americano, que no sólo paga los cursos de reciclaje y formación a los que quieran asistir sus empleados sino que además permite que lo hagan en horario laboral si es preciso. Para ellos la formación es fundamental porque sin formación no hay evolución. ¿Es extraño que sean la economía líder a nivel mundial?

Un cordial saludo

2 comentarios:

  1. pasaba por aqui...y he creido conveniente quedarme un buen rato...necesitaba este punto de humor.
    y de paso agradecer tus reflexiones...

    saludos Ramon

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  2. Siempre serás bienvenido, Ramón. Esta casa es de todos y de vez en cuando invitamos a jamón. Sígueme todos los días para que no se te pase tu ración (je je).

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